UNA HISTORIA INCREÍBLE. La Fórmula1 está cambiando a velocidad de vértigo. Pasan cosas que hace tan solo cinco años eran inimaginables. Algunos ingenieros que cobran más que los pilotos. El marca del monoplaza campeón lleva el nombre de una empresa de bebidas energéticas. El día que el dueño de Red Bull, el austriaco Dietrich Mateschitz, decidió invertir a fondo en el mayor espectáculo del mundo, le preguntó a su amigo y el ex piloto Gerhard Berger: “¿Qué tengo que hacer para ser campeón del mundo, fichar al mejor piloto o patrocinar a la mejor escudería?” “Nada de esto” –le respondió su compatriota– “te aconsejo que crees tu propia marca y para ello lo más importante es fichar al mejor ingeniero”. “¿Y quién es?” “Adrian Newey, un inglés que ha hecho campeón varias veces a Williams y Mc Laren”. Dicho y hecho. Así comenzó en el 2005 una historia de éxito que en un tiempo record ha bajado del podio a escuderías de tanta tradición como Ferrari, Mc Laren, Mercedes y Renault.
GANA MÁS QUE LOS PILOTOS. Adrian Newey está considerado en la actualidad como el Leonardo da Vinci de la F1. Es el ingeniero que va por delante de la técnica, el sabio que sabe sacar el máximo partido a la reglamentación deportiva, el creador de nuevos dispositivos técnicos que ganan décimas de segundo al cronómetro. En los entrenamientos del sábado en Australia, el Red Bull de Vettel le sacó un segundo y medio al Ferrari de Alonso en la vuelta rápida, un mundo. Esto se paga a precio de oro. El año pasado, Newey cobraba doce millones de euros, sí, sí, han leído bien,12 millones, mientras que Vettel tenía un contrato de cinco. Convencidos de que es el actual genio de la F1 ya que sus monoplazas siempre son los mas rápidos, este invierno Ferrari lo quiso fichar y ni tan siquiera consideró la oferta. Ayer, en la primera carrera del Mundial, Red Bull volvió a arrasar dejando clara una superioridad incontestable.
ALONSO LO TIENE DIFÍCIL. A Fernando Alonso ayer no le ganó Vettel, le ganó Newey. No gana el mejor piloto, gana el mejor monoplaza y mucho nos tememos por lo visto en Melbourne que Ferrari, Mac Laren y Mercedes vuelven a ir a remolque del ingeniero inglés de Red Bull. Han cambiado los neumáticos, se ha introducido un alerón móvil, se vuelve a autorizar el Kers, pero la hegemonía de los Red Bull es tan sólida que en Ferrari vuelven a tener dolor de cabeza mientras que Alonso se tiene que morder la lengua al comprobar que todo lo que le habían prometido, que tendría el mejor coche, no es verdad. Lo decíamos al principio, la Fórmula 1 cambia tan rápido que ahora el mejor pagado del circo es un ingeniero de 57 años, un tipo discreto, un mago en el diseño y un genio en el túnel de viento donde se experimentan sus inventos. Por muy bueno que sea Fernando Alonso, que lo es, un ingeniero le gana fuera de la pista con sus diseños revolucionarios.
GANA MÁS QUE LOS PILOTOS. Adrian Newey está considerado en la actualidad como el Leonardo da Vinci de la F1. Es el ingeniero que va por delante de la técnica, el sabio que sabe sacar el máximo partido a la reglamentación deportiva, el creador de nuevos dispositivos técnicos que ganan décimas de segundo al cronómetro. En los entrenamientos del sábado en Australia, el Red Bull de Vettel le sacó un segundo y medio al Ferrari de Alonso en la vuelta rápida, un mundo. Esto se paga a precio de oro. El año pasado, Newey cobraba doce millones de euros, sí, sí, han leído bien,12 millones, mientras que Vettel tenía un contrato de cinco. Convencidos de que es el actual genio de la F1 ya que sus monoplazas siempre son los mas rápidos, este invierno Ferrari lo quiso fichar y ni tan siquiera consideró la oferta. Ayer, en la primera carrera del Mundial, Red Bull volvió a arrasar dejando clara una superioridad incontestable.
ALONSO LO TIENE DIFÍCIL. A Fernando Alonso ayer no le ganó Vettel, le ganó Newey. No gana el mejor piloto, gana el mejor monoplaza y mucho nos tememos por lo visto en Melbourne que Ferrari, Mac Laren y Mercedes vuelven a ir a remolque del ingeniero inglés de Red Bull. Han cambiado los neumáticos, se ha introducido un alerón móvil, se vuelve a autorizar el Kers, pero la hegemonía de los Red Bull es tan sólida que en Ferrari vuelven a tener dolor de cabeza mientras que Alonso se tiene que morder la lengua al comprobar que todo lo que le habían prometido, que tendría el mejor coche, no es verdad. Lo decíamos al principio, la Fórmula 1 cambia tan rápido que ahora el mejor pagado del circo es un ingeniero de 57 años, un tipo discreto, un mago en el diseño y un genio en el túnel de viento donde se experimentan sus inventos. Por muy bueno que sea Fernando Alonso, que lo es, un ingeniero le gana fuera de la pista con sus diseños revolucionarios.
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