DA IGUAL. NADA IBA A CAMBIAR EL RESULTADO TRAS EL PITIDO FINAL
Se rinden sin lucha. En Ferrari alzan las manos y en vez de vociferar un grito hipohuracanado diciendo "esto es un atraco, ya no venimos más", lo que se escucha es "nos rendimos, y entregamos las armas". Era lógico: no habría beneficio alguno en una batalla perdida desde el minuto uno.
Acabada la carrera, y al eco de lo transmitido en redes sociales, poco o
nada había que hacer… pero esto arroja un dato interesante: en la F1
asoma la nariz el llamado Cuarto Árbitro… el público.
Hasta ahora siempre ha habido tres árbitros, como en el fútbol con
el principal y los linieres… los comisarios de la FIA, Charlie Whiting
como director de carrera, y omnipresente Bernie Ecclestone que en alguna
ocasión ha dado algún que otro "consejo". Pero ahora, gracias a la Doña Tarifa Plana, San ADSL y el 3G, una millonada de aficionados no tienen voto pero si voz en juicios paralelos que acaban influyendo en decisiones de orden mayor.
En la llamada "Guerra de las Banderas", Vettel adelantó con bandera amarilla al poco fiero Toro Rosso de Vergne; las luces amarillas del volante del ahora tricampeón iluminaban su rostro, pero a juicio de Charlie Whiting, prevalecía el valor de una bandera verde agitada en la zona posterior de la maniobra. No es esto el objeto de nuestra viruta de hoy, sino lo que se ha desencadenado con posterioridad, que resulta mucho más interesante.
La red -facción ferrarista-alonsista- bramaba ante tamaño desatino en defensa de "lo colorao", mientras que los defensores del otro bando se agolpaban ante la pantalla de sus portátiles, tabletas o teléfonos móviles con la esperanza de que Frigodedo retuviera su ganado-en-la-pista título. Es perfectamente legítimo que la gente de a pie, los aficionados ya sean 'compragorras' o sesudos expertos, tengan un criterio al respecto, pero de poco importaba lo que dijeran si esto quedaba en poco más que una cibercharleta de bar digital. En plena segunda década del Siglo XXI la catarata de mensajes acusatorios a través de las redes sociales recibidos en la FIA, Ferrari, Red Bull, y en casa de sus patrocinadores es algo que no agrada a nadie. Ahora la gente decidir no decide, pero si que impulsa ánimos, deseos, y ciertos resortes se disparan gracias a esa presión repleta de ceros y unos.
La Santísima Trinidad de Maranello -Alonso, Domenicalli y Montezemolo- han dejado clarinete que ni querían guerra, ni mancillar la figura de Vettel, ni colgarse una medalla no ganada sobre el asfalto. La epístola enviada a la FIA fue tan sólo una solicitud de aclaración sobre el tema, o eso dejaron claro de cara a la galería. Se sospecha que otro ave de corral chulesca hubiera cantado de haber sido conscientes de esta diatriba en plena carrera. Básicamente el problema estriba en que nadie se dio cuenta "en vivo" del tema, tan sólo Sky, la tele inglesa que si hizo hincapié durante su retransmisión, pero el eco de sus palabras llegó tarde y llamando la atencion ante una maniobra de Vettel sobre Kobayashi aparentemente correcta. La quisquillosa, más tarde aclarada por Whiting, era la del pasote arreado a Vergne, que subido a bordo de su Toro Rosso opuso menos resistencia que un contribuyente cuando Hacienda le devuelve pasta.
Probablemente el resultado final poco o nada hubiera cambiado: bastaba con decirles disimuladamente a Vergne y Webber que aparcasen ordenadamente sus coches a un lado de la pista y Frigodedo hubiera llegado más o menos a donde llegó si la queja-castigo se hubiera ejecutado durante el evento. Si la pajarraca se hubiera liado nada más acabar el jaleo, con caras largas y ruido mediático en el podium, con todo el planeta mirando a lo mejor hubieran llegado algo más lejos. Pero tras ver las imágenes de Vettel saludando al tendido, con Ecclestone, con sus botella de Mumm, rodeado de su gente… esto es ya más difícil. Primero porque los comisarios deportivos, la FIA en definitiva, rara vez deshace sus pasos; esto equivaldría a reconocer un error de bulto y con ello el certamen acabaría en un despacho con una irregularidad y el reconocimiento del mundial golazo en propia puerta.
Otra posibilidad es algo a lo que la Scuderia es aficionada pero ya sabe que es un arma de doble filo: los tribunales ordinarios. Cuando te embarcas en un juicio has de valorar que ganas si ganas, y que pierdes ganes o pierdas. En Maranello debieron estudiar el tema y fueron conscientes de las pocas posibilidades de ver prosperar su reclamación a cambio de quedar para el público como "el perdedor que no sabía perder". Sin beneficio, y con perjuicio, es mejor quedar como segundo, que querer quedar como primero, sin gloria, con pataleo y con una imagen dañada. Ferrari factura la bonita cifra de alrededor de 600 minolles de leuros en merchandising y socavar este oneroso y saludable mercado con un feo global puede traer consecuencias más bien chungas para las arcas del equipo.
Bernie, temeroso de un posible jaleo legal externo a la propia reglamentación deportiva, avisó públicamente a los de colorao con un "por ahí no vais a ningún lao", y Montezuma le respondió con su ya histórico "mi padre me enseñó a respetar a las personas ancianas, sobre todo cuando no son capaces de controlar lo que dicen. Pero hay que decir que a veces la vejez es incompatible con algunas responsabilidades". Tardaremos poco en ver viñetas, camisetas y recuerdos del tema.
Ferrari pliega velas y con su viruta a la FIA deja claro un "vale, enfundamos el arma, pero esta nos la debéis", con la esperanza de que el año que viene en un posible caso de duda, dictaminen de manera favorable. Pero deja una carga de profundidad en la performance valenciana con un Monty calentito que brama a cuenta de lo exiguo de las pruebas en pista… y su porción de razón no le falta. Lo que pasa es que otros se han adaptado a la limitación de kilometraje para el desarrollo de sus coches… mejor, que la regla es para todos, señores.
Red Bull se ha ganado su tercera corona consecutiva merecidamente por haber hecho una temporada que ha ido de menos a más, por haber desarrollado un coche excelente y porque Vettel ha sabido llevarlo hasta la meta eludiendo jaleos, sanciones diversas y averías, pero tres años seguidos con El Príncipe Azul subido en el lomo empiezan a empachar una poca. Por el bien de la diversión y la deportividad, esperemos el trío Alonso-Domenicali-Montezemolo (ADM) sirvan de Arma de Destrucción Masiva de Red Bull, porque estos tres años la otra ADM del paddock, la formada por Vettel-Newey-Horner, se está tornando en sobrenatural.
A ver si Pat Fry y Loic Bigois se tragan la temporada completa de Cuarto Milenio, y aprenden a hacer un exhorcismo como dios manda para sacarle los demonios al F2013, del que se habla sufrirá una revisión mayor en suspensiones, difusor, pontones y fondo plano, entre otras cosas. Hay quien incluso apunta a que se rehará el coche por completo. Ojalá den con la tecla porque si no, tras el pastizal que se ha llevado Red Bull en forma de premios este año y la pasta que Infiniti les ha soltado por poner su nombre al equipo, en 2013 vamos a tener que bajarle el azul al balance de nuestra tele de plasma para verlo todo un poco menos de ese color. Ya me estoy imaginando a Bernie con un traje negro, una corbatilla estrecha y un gorro como el de James Belushi y bailando al ritmo de los Blues Brothers. ¿Cuarto? Ay, ay, ay...
En la llamada "Guerra de las Banderas", Vettel adelantó con bandera amarilla al poco fiero Toro Rosso de Vergne; las luces amarillas del volante del ahora tricampeón iluminaban su rostro, pero a juicio de Charlie Whiting, prevalecía el valor de una bandera verde agitada en la zona posterior de la maniobra. No es esto el objeto de nuestra viruta de hoy, sino lo que se ha desencadenado con posterioridad, que resulta mucho más interesante.
La red -facción ferrarista-alonsista- bramaba ante tamaño desatino en defensa de "lo colorao", mientras que los defensores del otro bando se agolpaban ante la pantalla de sus portátiles, tabletas o teléfonos móviles con la esperanza de que Frigodedo retuviera su ganado-en-la-pista título. Es perfectamente legítimo que la gente de a pie, los aficionados ya sean 'compragorras' o sesudos expertos, tengan un criterio al respecto, pero de poco importaba lo que dijeran si esto quedaba en poco más que una cibercharleta de bar digital. En plena segunda década del Siglo XXI la catarata de mensajes acusatorios a través de las redes sociales recibidos en la FIA, Ferrari, Red Bull, y en casa de sus patrocinadores es algo que no agrada a nadie. Ahora la gente decidir no decide, pero si que impulsa ánimos, deseos, y ciertos resortes se disparan gracias a esa presión repleta de ceros y unos.
La Santísima Trinidad de Maranello -Alonso, Domenicalli y Montezemolo- han dejado clarinete que ni querían guerra, ni mancillar la figura de Vettel, ni colgarse una medalla no ganada sobre el asfalto. La epístola enviada a la FIA fue tan sólo una solicitud de aclaración sobre el tema, o eso dejaron claro de cara a la galería. Se sospecha que otro ave de corral chulesca hubiera cantado de haber sido conscientes de esta diatriba en plena carrera. Básicamente el problema estriba en que nadie se dio cuenta "en vivo" del tema, tan sólo Sky, la tele inglesa que si hizo hincapié durante su retransmisión, pero el eco de sus palabras llegó tarde y llamando la atencion ante una maniobra de Vettel sobre Kobayashi aparentemente correcta. La quisquillosa, más tarde aclarada por Whiting, era la del pasote arreado a Vergne, que subido a bordo de su Toro Rosso opuso menos resistencia que un contribuyente cuando Hacienda le devuelve pasta.
Probablemente el resultado final poco o nada hubiera cambiado: bastaba con decirles disimuladamente a Vergne y Webber que aparcasen ordenadamente sus coches a un lado de la pista y Frigodedo hubiera llegado más o menos a donde llegó si la queja-castigo se hubiera ejecutado durante el evento. Si la pajarraca se hubiera liado nada más acabar el jaleo, con caras largas y ruido mediático en el podium, con todo el planeta mirando a lo mejor hubieran llegado algo más lejos. Pero tras ver las imágenes de Vettel saludando al tendido, con Ecclestone, con sus botella de Mumm, rodeado de su gente… esto es ya más difícil. Primero porque los comisarios deportivos, la FIA en definitiva, rara vez deshace sus pasos; esto equivaldría a reconocer un error de bulto y con ello el certamen acabaría en un despacho con una irregularidad y el reconocimiento del mundial golazo en propia puerta.
Otra posibilidad es algo a lo que la Scuderia es aficionada pero ya sabe que es un arma de doble filo: los tribunales ordinarios. Cuando te embarcas en un juicio has de valorar que ganas si ganas, y que pierdes ganes o pierdas. En Maranello debieron estudiar el tema y fueron conscientes de las pocas posibilidades de ver prosperar su reclamación a cambio de quedar para el público como "el perdedor que no sabía perder". Sin beneficio, y con perjuicio, es mejor quedar como segundo, que querer quedar como primero, sin gloria, con pataleo y con una imagen dañada. Ferrari factura la bonita cifra de alrededor de 600 minolles de leuros en merchandising y socavar este oneroso y saludable mercado con un feo global puede traer consecuencias más bien chungas para las arcas del equipo.
Bernie, temeroso de un posible jaleo legal externo a la propia reglamentación deportiva, avisó públicamente a los de colorao con un "por ahí no vais a ningún lao", y Montezuma le respondió con su ya histórico "mi padre me enseñó a respetar a las personas ancianas, sobre todo cuando no son capaces de controlar lo que dicen. Pero hay que decir que a veces la vejez es incompatible con algunas responsabilidades". Tardaremos poco en ver viñetas, camisetas y recuerdos del tema.
Ferrari pliega velas y con su viruta a la FIA deja claro un "vale, enfundamos el arma, pero esta nos la debéis", con la esperanza de que el año que viene en un posible caso de duda, dictaminen de manera favorable. Pero deja una carga de profundidad en la performance valenciana con un Monty calentito que brama a cuenta de lo exiguo de las pruebas en pista… y su porción de razón no le falta. Lo que pasa es que otros se han adaptado a la limitación de kilometraje para el desarrollo de sus coches… mejor, que la regla es para todos, señores.
Red Bull se ha ganado su tercera corona consecutiva merecidamente por haber hecho una temporada que ha ido de menos a más, por haber desarrollado un coche excelente y porque Vettel ha sabido llevarlo hasta la meta eludiendo jaleos, sanciones diversas y averías, pero tres años seguidos con El Príncipe Azul subido en el lomo empiezan a empachar una poca. Por el bien de la diversión y la deportividad, esperemos el trío Alonso-Domenicali-Montezemolo (ADM) sirvan de Arma de Destrucción Masiva de Red Bull, porque estos tres años la otra ADM del paddock, la formada por Vettel-Newey-Horner, se está tornando en sobrenatural.
A ver si Pat Fry y Loic Bigois se tragan la temporada completa de Cuarto Milenio, y aprenden a hacer un exhorcismo como dios manda para sacarle los demonios al F2013, del que se habla sufrirá una revisión mayor en suspensiones, difusor, pontones y fondo plano, entre otras cosas. Hay quien incluso apunta a que se rehará el coche por completo. Ojalá den con la tecla porque si no, tras el pastizal que se ha llevado Red Bull en forma de premios este año y la pasta que Infiniti les ha soltado por poner su nombre al equipo, en 2013 vamos a tener que bajarle el azul al balance de nuestra tele de plasma para verlo todo un poco menos de ese color. Ya me estoy imaginando a Bernie con un traje negro, una corbatilla estrecha y un gorro como el de James Belushi y bailando al ritmo de los Blues Brothers. ¿Cuarto? Ay, ay, ay...
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