Luís García-Abad, el apoderado del número cuatro del escalafón —eso es lo que dice la tabla clasificatoria— está permanentemente atado al enchufe de corriente que lo carga. Su pantalla táctil ha de ser limpiada varias veces al día, especialmente por la parte en la que se responde a las llamadas. El piloto por su parte se esfuerza en mostrarse de manera pública unido y muy unido a su actual equipo, con el que tiene contrato hasta 2016. Su director, Marco Mattiaci, afirma una y otra vez a medios británicos que sus dos chicos,Alonso y Raikkonen, correán vestidos de rojo el año próximo. El asturiano por su parte niega con rotundidad toda negociación ajena a la Scuderia y deja en el aire un tajante “no estoy hablando con ningún equipo”.
Esta firme aseveración es desmentida por el director de McLaren, Eric Boullier, cabeza visible en los circuitos del equipo que preside Ron Dennis y que siembra la duda con declaraciones al Daily Telegraph en las que afirma sin tapujos que siguen a la espera de una respuesta por parte del piloto de Oviedo, pieza codiciada por todo aquel que disponga de un volante libre y quiera ganar. El carrerista es garantía de resultados, pero no todas las escuderías pueden darle un caballo ganador. No perdamos de vista que las carreras las ganan hombres con sus coches, y desgraciadamente con el avance de la tecnología y la actual normativa, un piloto ya no decide un mundial si no tiene una montura acorde.
Además de McLaren, Honda, Red Bull e incluso Mercedes
Por su parte, el rotativo londinense apunta a que la apuesta del equipo que le cobijó en 2007 es tan fuerte que superaría en mucho su actual nómina que según diversas fuentes fluctúa entre los 20 y los 25 millones de euros por temporada. Más de la mitad de esa cuantía es retenida por el Estado español; Alonso es uno de los pocos pilotos que tributa en su país, a pesar de la fuerte presión fiscal a la que es sometido.
Aunque el eje de una más que posible cascada de naipes afirme que no piensa moverse de donde está, que en Honda ya anunciasen el año pasado que quisieran hacerse con sus servicios, queMcLaren desvelen que siguen a la espera, y que durante el último Gran Premio el asturiano acudiese al camión de Red Bull “a saludar a un amigo”, deja el rastro perfecto para hacer pensar una cosa: tiene opciones, y en Ferrari lo han de tener claro y visible. Esto delata la más que posible negociación de la también posible, pero cogida con pinzas, prolongación de su pacto. Huele a subasta, con muchos ceros por medio. Si a esto añadimos que Lewis Hamilton, que anda en una tesitura similar ha dicho que deja hasta final de temporada su posible renovación con Mercedes, el coche a batir ahora mismo, la temporada de rumores puede llegar casi hasta Navidad.
Las carencias heredadas de Ferrari
Si echamos un vistazo al plano deportivo, todo apunta a que Fernando Alonso acabará este año, su quinto de rojo, lejos del titulo. En más de media temporada sólo se ha subido dos veces al pódium, y ninguna en el escalón más alto tras doce carreras; cero victorias desde hace más de un año. Aunque su valor como deportista no decaiga, en 2015 y a tenor de la enorme brecha existente con el resto de escuderías, a menos que Ferrari de un salto de calidad extraordinario, nada parece indicar que puede haber un cambio radical de tendencia a pesar de la revolución que está aparentemente trayendo su nuevo responsable.
En la carrera de Spa, Fernandorecibió una sanción en plena carrera debido a que las baterías de su F14T estaban descargadas segundos antes de la salida. Debido a ello varios mecánicos buscaban la falla en un momento en el que está prohibido trabajar en el coche y el piloto, sin culpa alguna, recibió el castigo de los comisarios. Este detalle muestra las carencias heredadas de la “era Domenicali”, director despedido al inicio de la temporada y que se ha caracterizado por una lenta pero constante degradación del conjunto hasta límites imperdonables para el mejor equipo de la historia. La formación mejorará de manera natural, por el efecto rebote, pero las actuales restricciones en lo tocante al motor, y que estos cambios mayores cuestan masivas cantidades de dinero, y sobre todo, de tiempo, se antojan difícil empresa a corto plazo.
Alonso dice que se queda, Mattiaci también, pero el año 2015 puede ser, y lleva todas las trazas, de otro año en blanco. A veces viene bien cambiar y apostar porque la moraleja se ha desgastado. Más vale bueno por conocer, que malo conocido. (Y ojalá nos equivoquemos).
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