Su presión da sus frutos y vence a Rosberg, acercándose en el mundial.
Nico Rosberg sucumbe ante la presión de Hamilton y pierde la carrera en sendas pasadas de frenada en Monza. No hubo toque, no hubo polémica, no hubo maldiciones… Sólo, velocidad. Sólo, pasión. Sólo, Fórmula 1. Los 262 km/h registrados por Daniel Ricciardo resumen la esencia de lo que una vez fue este deporte: adelantamientos y duelos a toda velocidad, con el pie a fondo del acelerador.
La mejor manera de evitar riesgos
¿Es posible que Toto Wolff sonriera cuando Nico Rosberg se salió de la pista? Ningún miembro de ninguna escudería se alegraría de las desgracias de un piloto propio, y mucho menos un jefe, pero quizá la pasada de frenada del alemán de Mercedes era la mejor manera de resolver un conflicto que, vuelta antes, vuelta después, iba a producirse: el encontronazo de Lewis Hamilton con Nico Rosberg. Un encontronazo en lucha por la primera posición que podría haber terminado como el rosario de la Aurora, pues el inglés estaba recortándole más y más metros a su compañero. Quizá por eso, decíamos, una pasada de frenada con excursión por la escapatoria perfectamente asfaltada, sin riesgos mecánicos, era la mejor manera de salir airosos de un posible duelo cuyos protagonistas llevan semanas calentitos.
Nos privó de un gran duelo
Sin embargo, al público esa salida de pista nos dejó sin un apasionante duelo que no tenía por qué acabar mal: ambos son dos grandes pilotos con la suficiente experiencia como para brindarnos una lucha tan sobrecogedora como limpia. Una lástima que el adelantamiento de Hamilton se produjera de esa manera, decíamos, pues también habría sido una buena manera de demostrar que el juego limpio también puede copar portadas, más que las mediáticas polémicas y toques magnificados. Igual que otros pilotos, como el cada vez más admirado Daniel Ricciardo, que se marcó una carrera llena de luchas y adelantamientos, limpios pero duros, con sus rivales, incluyendo una indiscutible pasada a su compañero de equipo, el tetracampeón mundial alemán, Sebastian Vettel.
Doble error
El duelo plateado comenzó con una primera posición Hamilton el sábado que parecía presagiar una fácil carrera para el inglés. Pero problemas en su ERS le llevaba en la primera vuelta a perder demasiado terreno respecto al alemán. Sin embargo, este conseguía controlar su Mercedes aun yendo primero cómodamente, y perdía el control del coche en la primera curva en los primeros compases de la carrera. Era sólo un pequeño aviso del error clave que le haría perder la carrera más adelante, cuando repitió la pasada de frenada y perdía el tiempo necesario esquivando los carteles de la variante para que Hamilton le arrebatase la victoria.
Un Hamilton más sabio
En realidad no fue esa la única maniobra clave en la victoria de Hamilton, ni mucho menos: el inglés volvió a demostrar un pilotaje brillante adelantando y recuperando las posiciones perdidas en la salida, lo que le llevó a ponerse muy cerca de Nico hasta hacerle perder la concentración. Hamilton ha vuelto a demostrar que cada día es más inteligente y sabio, y que todavía no se le puede descartar como serio candidato al título mundial, pese a que esta victoria sólo le ha servido para recortarle siete puntos.
Nada que celebrar en Maranello
Por su parte, los tifosi se quedaron con un amargo sabor de boca. Frente a una afición que caldeó un ambiente tradicionalmente apasionado, los monoplazas no respondieron en la pista y se marcharon de casa con dos míseros puntos en el bolsillo. Mientras que Kimi Räikkönen decepcionó el sábado con un insípido undécimo puesto que en carrera transformaba en un noveno (tras la penalización de Magnussen), Fernando Alonso sufrió su primer abandono, dando por finalizada su racha de veintinueve carreras consecutivas terminadas y arruinando también su regularidad, pues esta temporada había puntuado en todas las pruebas. El español tuvo que parar su monoplaza cuando el sistema ERS de su F14T dejó de funcionar y puso en peligro la integridad del resto de la mecánica italiana: "Había que parar el coche porque, si no, rompíamos los dos motores", ha reconocido Alonso. Algo que aprovechó un sobresaliente Valtteri Bottas para arrebatarle la cuarta posición en la clasificación general provisional de pilotos. Felipe Massa, el otro piloto de Williams, confirmó el auge de esta histórica escudería con un gran podio que celebró con un público que hasta el año pasado le espoleaba vestido de rojo.
Adelantamientos de verdad
La carrera estuvo marcada por los intensos duelos, algunos al límite de la legalidad y alguno más allá de ella. De hecho, Magnussen fue penalizado por echar de la pista a Bottas en la primera chicane. Pero, en general, la tradicional velocidad de Monza deparó grandes luchas a toda máquina, maniobras que despiertan al aficionado y que revalorizan el sabor de un adelantamiento en su esencia más pura del automovilismo, en contraposición a los tilkódromos, diseñados con codos y horquillas para propiciar insípidas adelantadas en frenada. Aunque es cierto que las chicanes de Rettifilo y Roggia propiciaron buenos duelos, éstas fueron más bien los cimientos de luchas producidas en las largas rectas posteriores. Incluso vimos adelantamientos en zonas tan complejas y rápidas como la Curva Grande o Lesmo. Una delicia.
De la tradición al siglo XXI
La carrera italiana reduce la diferencia entre Rosberg y Hamilton a veintidós puntos, manteniendo la emoción del mundial y de este duelo plateado, que proseguirá en la próxima cita, que tendrá lugar en las retorcidas calles de Singapur, dentro de quince días. De la tradición de Monza al artificial espectáculo de la Fórmula 1 del siglo XXI, con sus calles iluminadas de ciencia ficción. Un nuevo episodio con diferente sabor en un mundial histórico.
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