La Aguja colipinta es un ave ártica. Tiene
el récord del vuelo más largo conocido, unos 10.000 kilómetros, sin
escalas de por medio para alimentarse y unos nueve días sin probar
bocado.
Hasta donde sabemos, estamos en las condiciones de afirmar que no existe piloto alguno en la actual parrilla de Fórmula 1 con tales habilidades existentes en el mundo animal. Afortunadamente tampoco creemos que lleguen jamás a tener necesidad de hacer uso de ellas, sin embargo existe una cosa que a los pilotos les hace tanta falta o más como el comer tres veces al día y no es otra que ganar. Obviando claro está pilotar al limite el mejor coche disponible, necesitan ganar y si puede ser, hacerlo arrasando totalmente a sus rivales. Nadie ha realizado que se sepa un estudio parecido al expuesto en el texto que inicia este artículo pero aplicado a averiguar cuánto tiempo pueden aguantar los pilotos de F1 sin lograr ganar nada de forma saludable, de cuanta es la paciencia de la que pueden disponer pilotos de la talla de Hamilton, Vettel o Alonso sin ganar nada. Sería más que interesante tener esos datos.
Paciencia pedía de nuevo Fernando Alonso tras abandonar en el Gran Premio de Canadá, la tercera vez consecutiva esta temporada, paciencia a los que le apoyan. Lo hacía aparentemente confiado, convencido, intentando mandar un mensaje positivo en especial a sus seguidores, resaltando que hace un año tras terminar quinto o sexto en cada carrera en cada rueda de prensa le planteaban las mismas preguntas, repitiendo en una especie de mitin que parece ensayado una y otra vez ante el espejo, cada vez más parecido a escuchar un disco rayado, que una vez más confía en el proyecto y que está disfrutando con la experiencia.
Ante la incapacidad de leer la mente de Fernando Alonso no queda otra en un principio, al menos por mi parte, que pensar que el piloto asturiano cree realmente lo que dice o que quizá tiene datos de los que el resto de mortales no disponemos que le inducen a ser optimista, o que simplemente su fe en el equipo es inquebrantable y que no dice cosas que realmente no piensa.
También puede ocurrir que con los años, la experiencia y con la ayuda de las gafas de sol y gorra ocultando algunas de sus facciones dificultando la lectura de sus gestos, ha logrado un nivel de “corrección política” considerable. Esto enfada a muchos que preferirían fuese más sincero, pero ¿quién está en condiciones de afirmar que no lo está siendo? Con Fernando no existe nunca el punto medio. Si es políticamente correcto enfada a unos. Si por el contrario hubiese afirmado sin tapujos que tanto Yasuhisa Arai como Jonathan Neale venden más humo que el que tiene un telegrama indio, le tacharían de no ser un hombre de equipo.
Estoy seguro que si Fernando echase pestes del equipo muchos se echarían las manos a la cabeza mientras otros se frotarían las manos por que ya solo faltaría que admitiese que ha metido la pata al marcharse de Ferrari y que ficho por Mclaren por que básicamente “no tenia donde caerse muerto” dado que en Red Bull dejaron claro que no le querían y tanto en Williams como Mercedes no tenia sitio. Algo que puede que sea verdad, pero que dudo que el asturiano lo admita alguna vez. Haría así las delicias entre otros, de muchos que andan subidos ahora en el carro de “Fernando no debiste marcharte de Ferrari, mira Vettel”, pero que hasta no hace mucho iban subidos, prácticamente desde Abu Dabi 2010, en el carro de los que pedían y casi suplicaban que hiciera las maletas y marchara de Maranello porque allí no iba a ganar nada, que aquello era un nido de inútiles y viendo así en cierta manera como Fernando les daría la razón si estas declaraciones realmente se produjesen.
Paciencia, conducta que lleva al ser humano a soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún objetivo, facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. Si hay algún deseo por parte de Alonso, es sin duda retomar la lucha por las victorias y el campeonato. Al menos así lo dio a entender tras el pasado Gran Premio de España con estas palabras: “¿Si echo de menos luchar por las victorias? Claro que lo echo de menos, pero es lo que hay ahora mismo. Tengo que convivir con ello. Llevo aquí diez años considerado uno de los mejores pilotos. En diciembre del año pasado, elegido el mejor piloto de la década. ¿Me falta un trofeo o dos en casa? Seguramente. Pero prefiero que me falte un trofeo o dos a que suba a un podio y me piten. Tengo otros reconocimientos mucho más satisfactorios.”. Paciencia, algo sobre lo que creo no equivocarme demasiado si afirmo que casi nadie le ha vuelto a preguntar desde los ya lejanos test de pretemporada en Jerez donde dejo claro que “Mi paciencia ya ha quedado probada en los últimos cinco años, así que no tengo problema” en clara referencia a sus años en Ferrari.
Paciencia, serenidad, temple, aguante, perseverancia, tranquilidad, calma, entereza…, pero también al lado de estos sinónimos están otros como mansedumbre, conformidad y resignación. Conformidad, la cual hay quien piensa se ha adueñado de Fernando Alonso al no entender que este prefiera estar en Mclaren para intentar algo nuevo y cazar a Mercedes que haber permanecido en Ferrari haciendo podios. Mansedumbre que ven algunos cuando responde sentirse un privilegiando cuando le preguntan si se siente triste por la situación que vive. Para muchos que Fernando sea en cierta manera feliz tan solo significa que tiene más dinero del que jamás podrá gastar, que tiene por ello la vida más que solucionada y que ganar ya no le importa. Una visión algo simple de la vida ¿no creen?. Resignación que creen ha logrado apoderarse de Alonso por que no le escuchan soltar exabruptos ni groserías sobre su monoplaza y el motor que lo arrastra por la radio, o porque no lo ven entrar de malas maneras y soltando el casco dando un golpe sobre la mesa para después literalmente acordarse de tres generaciones de parientes de Arai, Neale, Prodomou y si me apuráis hasta Soichiro Honda. ¿Quién dice que no lo hace de puertas adentro donde nadie que no deba hacerlo le ve?.
Es como si al igual que en Star Wars, cuando el maestro Yoda advierte a un joven Anakin Skywalker que “El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro” y le explica que esto ocurre porque “El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio lleva al sufrimiento”, algunos creyeran de igual manera que la paciencia lleva a la mansedumbre, la mansedumbre a la resignación y esta última al conformismo.
La duda es si Fernando Alonso se ha armado realmente de paciencia y piensa al mismo tiempo que quiere transmitirlo a sus seguidores, que esta es un árbol de raíz amarga pero de frutos dulces, o por el contrario se ha apoderado de él la resignación y con esta el conformismo del “es lo que hay”.
Dudo que el conformismo se haya hecho dueño de Alonso, pero solo el tiempo dará o quitara razones. Así que repitiéndome diré que ante la imposibilidad de leer la mente del piloto asturiano para confirmar que el mismo piensa y cree firmemente lo que dice o viajar al futuro para saber “quien tenía razón” tan solo me queda como mínimo que darle el beneficio de la duda, no sin dejar de tener presente que la paciencia pese a ser una virtud no es inagotable.
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