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jueves, 4 de junio de 2015

Donde dije digo, digo Diego

 

En el último Gran Premio tan solo hubo una cosa que dio más que hablar que el tema que traigo a continuación y no es otra que los motivos que llevaron a Lewis Hamilton a perder una victoria en Mónaco que tenía en el bolsillo desde el sábado.
Pero como en casi cada Gran Premio que se precie, tanto Charlie Whiting y el grupo de cuatro comisarios elegido para tan magno evento tienen que llevarse su dosis de protagonismo, ya saben, esos quince minutos de gloria de los que tanto se suele hablar y que la mayoría de veces que el “Quinteto de la muerte” logra tener, dan tema que debatir durante días.
En el último Gran Premio de Mónaco el debate surgió a raíz de la sanción de 5 segundos impuesta a Fernando Alonso por su toque con Nico Hulkenberg durante los primeros lances de la carrera. Hulkenberg intentó seguir por fuera al piloto de Mclaren mientras este trazaba por el interior de Mirabeau. El Mclaren patinó, Alonso perdió el control y envió a Nico contra el muro. De nada sirvió que fuese el circuito más ratonero del calendario ni tampoco que fuese en los primeros lances de carrera. Tampoco queramos buscar excusas. Demos el beneficio de la duda a los chicos de la FIA y supongamos que tal incidente está reflejado de manera clara y diáfana en el reglamento. No solo eso, tengamos algo de fe y confiemos en que incluso se especifica de manera límpida e indudable la sanción a aplicar. Demos por buena y justa la sanción… al menos de momento.
¿Por qué de momento? Como todos saben, Ricciardo tuvo un incidente en el mismo sitio y casi idéntico con Raikkonen en la fase final del gran premio. El australiano de Red Bull que circulaba bastante por detrás echó al de Ferrari fuera de la trazada con la única diferencia de que no hubo daños en el SF15-T con el número siete, aunque si quizá en la “honra” de Kimi que lanzó uno de sus típicos “lamentos” por radio, esta vez más que justificadamente.
¿Y que decidieron los comisarios al respecto? Nada. Aquí paz y después gloria y más anchos que las caderas de Nicki Minaj que se quedaron. Esto encendió no pocos debates, sobretodo en la red, muchos de ellos entre seguidores del piloto asturiano de Mclaren. De nuevo surgieron las “teorías conspiranoicas” a la voz de “si hubiese sido otro piloto no le hubiesen sancionado...” basadas en la teoría firme que sostienen algunos de que existe una especie de “contubernio Ecclestone-Todt-Whiting” para impedir a toda costa que Fernando Alonso alce siquiera el trofeo de un tercer puesto en un gran premio.
Que estos debates surjan creo que es hasta entretenido, pero que se argumente una y otra vez con “conspiranoias” hace tiempo que empezó a ser aburrido y cansino a no ser que quiera uno echar unas risas. Pese a ello la fe inquebrantable de algunos en estos argumentos no me sorprende tanto como la inocencia que poseen algunos al creer en la existencia de un criterio unánime a la hora de interpretar y dar ejecución al reglamento que la FIA impone a la Fórmula 1.
Quien todavía crea que se sancionará por igual una misma acción con idénticos o distintos pilotos y equipos implicados, se dé lugar o no en el mismo circuito, incluso en la misma curva y vuelta de un gran premio, permítanme que lo diga de esta manera y sin ánimo de ofender a nadie, posiblemente peca de iluso e idealista de una competición que si alguna vez lo fue, hace tiempo que dejo de serlo.
Como la mayoría de las cosas, es más difícil llevarlo a cabo que proponerlo, pero ¿tan imposible seria seguir a rajatabla lo especificado en el reglamento?, ¿tan arduo sería sancionar de igual forma acciones similares sin tener en cuenta a los implicados, el momento o el lugar?, ¿tan irrealizable es “optimizar” el reglamento y llegar a uno que tenga menos recovecos que dejen lugar a dudas?. Puede que algunas veces la sanción llegase a ser excesiva y que en otras se quedara corta pagando justos por pecadores. Sin embargo al menos a todo el mundo se le aplicaría la misma vara de medir y dejaría de volver a nuestra memoria aquella frase que le soltó Jean Marie Balestre a Ayrton Senna en una reunión de pilotos : “La mejor decisión es mi decisión”.
Quizá lo realmente necesario es que alguien abra las ventanas en la sede de la FIA en la Plaza de la Concordia para ventilar el aire viciado por algo de viento fresco cargado de nuevas y mejores ideas.

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