Sebastian Vettel se alza tricampeón en una carrera emocionante e impredecible
Las luces de la ciudad, las sombras
amenazantes de las nubes, el ruido del agua cayendo, el olor a tierra
mojada, el extraño color del asfalto mojado, el rugido de la afición, la
emoción desbordándose a raudales de las gradas, los nervios
incontrolables… El final de fiesta en Brasil ha sido más espectacular de
lo imaginado. Vettel gana. Pero no es el único: Alonso también gana una
credibilidad innegable en la que unánimemente ha sido su mejor
temporada en Fórmula 1. Y todos nosotros, como aficionados, ganamos el
disfrute del deporte más divertido y emocionante del mundo. Con una
pasión así, con un deporte así, todos somos campeones mundiales.
Sólo Fernando Alonso podía hacer posible lo imposible. Pero a
veces hasta lo imposible se le resiste al español. Y aunque que las
comparaciones con Ayrton Senna son tradicionales y románticamente el
mejor piropo que le pueden brindar a un piloto, lo cierto es que el
español de Ferrari se parece más a Alain Prost, "el Profesor":
calculador, frío, haciendo siempre números para lograr el puesto
necesario para sumar más puntos y ganar el mundial. Y toda la Scudería,
con él: Ferrari y Massa se aliaron por un objetivo común. Pero ni aun
así funcionó. Durante algunas vueltas parecía que Alonso iba a hacer el
milagro, pero la robustez del RB8 y la perseverancia de Vettel dieron
sus frutos. Se lo merecía: frente a las tres victorias del español,
Sebastian ha sumado cinco (cuatro de ellas consecutivas en las últimas
siete carreras). Sin embargo, mientras que Sebastian ha pisado diez
veces el podio, Alonso lo ha hecho en trece ocasiones.
BRASIL NO DECEPCIONA
Brasil auguraba emociones fuertes. Era algo mediático, casi tópico;
pero al final es cierto: en esa pista tan especial, más cargada de
buenos recuerdos, que es el autódromo brasileño de José Carlos Pace,
todo puede pasar. Es el encanto de los viejos circuitos, de los pocos,
muy pocos, que van quedando en un mundial cada vez más invadido por la
modernidad aséptica de Hermann Tilke. La carrera final de este año ha
sido digna de un "thriller", una novela de suspense en la que Vettel y
Alonso se empeñaron en ponernos el corazón en un puño durante toda la
carrera. Mientras que Alonso tuvo a Massa como un gran aliado, Vettel
tuvo que lidiar contra un Webber correoso y contra una remontada casi
imposible, con un coche dañado que resistió un golpe en la primera
vuelta del que aún parece increíble que llegara a la meta. Finalmente el
alemán controló la situación y se hizo con el mundial. Un digno
vencedor que hace que Alonso pueda sentirse orgulloso de ser
subcampeón.
ESPAÑA SE ENAMORA DE LA FÓRMULA 1
Alonso no será tricampeón mundial, pero su mérito es el de un
deportista capaz de abrirse camino en un deporte tradicionalmente
dominado por ingleses, alemanes, italianos… Y con escaso seguimiento en
su propia tierra: antes que él, la Fórmula 1 era vista en España como
algo extraño, lejano, desconocido e incluso aburrido. En los bares nadie
sabía quién era Frentzen, Barrichello, Coulthard, Heidfeld o
Fisichella, ni se comentaban los adelantamientos del domingo anterior en
la barra tomando una cerveza, ni los periódicos o las televisiones
informaban sobre una carrera excepto si se había producido un accidente
grave… Ningún piloto nacional había ganado un mundial, una carrera, ni
siquiera había logrado un podio o una Pole. Pero de repente llegó
Fernando Alonso y rompió moldes con su acento extranjero en un paddock
acostumbrado al perfecto inglés de pilotos y periodistas. Él acabó con
la ignorancia de automovilismo en España, y consiguió audiencias
millonarias con sus primeros pinitos, en 2003 y en 2004, hasta que
finalmente en 2005 se desató la pasión por el ovetense más rápido de la
historia. Una pasión que ha atravesado diversas etapas, escuderías y
altibajos, pero que sigue más patente que nunca, gane o pierda.
UNA AFICIÓN FIEL
Después de los dos mundiales consecutivos de 2004 y 2005, muchos
creían que las audiencias televisivas en España caerían cuando el
ovetense dejara de ganar carreras y mundiales. Nada más lejos de la
realidad: el año pasado Alonso sólo ganó una carrera, y ya lleva siete
años sin conseguir un mundial. Y, aun así, su afición ha demostrado esa
fidelidad que se cuestionaba, y siguen a su lado con más fuerza que
nunca especialmente en los malos momentos, pues si de algo pueden
presumir es de animar a un gran ganador, pero también a un orgulloso
perdedor, que nunca se rinde mientras haya un atisbo de esperanza. A
España le sigue gustando Fernando Alonso; a España le sigue gustando la
Fórmula 1. Y por muchos años.
LAS PRIMERAS ESTADÍSTICAS DE ALONSO
Lo que está claro es que, por donde ha pasado, Alonso ha deslumbrado
en cada escudería. En 2001, en Minardi, no logró ningún punto, pero ya
en Renault demostró su valía frente a Jarno Trulli en 2003: logró 55
puntos (el 63% de los conseguidos por Renault en esta temporada, frente a
los 33 del italiano), y firmó la única victoria de la escudería ese
año. También logró las dos únicas Poles de Renault. Al año siguiente,
Trulli logró la única victoria de Renault (el mejor resultado de Alonso
fue un segundo puesto). Durante el tiempo que Trulli fue piloto de
Renault en 2004, la igualdad reinó entre ambos: Alonso logró 45 puntos,
frente a los 46 de Jarno, y firmó una sola Pole frente a dos de Trulli.
Sin embargo, Trulli fue sustituido por Jacques Villeneuve a finales del
año, y éste no logró ningún resultado. Es decir, que en total, Alonso
sumó 59 puntos en 2004, y entre Trulli y Villeneuve, sólo 46. En 2005,
año de su primer título mundial, Alonso arrasó a Giancarlo Fisichella:
logró 133 puntos frente a 58 de su compañero (el 70% del equipo), y
siete victorias frente a una de Giancarlo (el 88%). También en Poles
arrasó, con seis a una (el 86%). El año siguiente, el año del
bicampeonato, los datos prácticamente son idénticos: 134 puntos frente a
72 de Fisichella (el 65% de Renault), siete victorias a una (88%) y
seis Poles a una (86%). Tanto en esa temporada como en la anterior,
Alonso se clasificó en catorce carreras (de diecisiete en total) en
mejores posiciones que su compañero de equipo.
MCLAREN, UNA ÉPOCA GRIS
La temporada 2007 en McLaren fue tan polémica que sólo los fríos
datos son capaces de obviar pasiones: Lewis Hamilton llegó como un
huracán y empató los puntos con Alonso (109) y las victorias (cuatro a
cuatro), aunque el inglés logró más Poles (cinco a tres) y el español
terminó diez veces por delante de Lewis en carrera (de 17 grandes
premios en total). Escarmentado de McLaren, Alonso regresó a Renault
mientras esperaba un contrato suculento con otra escudería mayor.
Renault andaba de capa caída, y frente a Nelson Piquet logró las dos
únicas victorias del año (sin olvidarnos de la polémica de Singapur).
Logró 61 puntos (el 76% del equipo). En 2009 no hubo victorias, sólo una
solitaria Pole y trece paupérrimos puntos (Alonso logró todos los del
equipo, pues ni Piquet ni su sustituto, Romain Grosjean, lograron
ninguno). En 2010 Alonso se vestía de rojo y soñaba con volver a ganar
el mundial. Esa temporada estuvo apunto, y con Felipe Massa como
compañero volvió a tomar las riendas de un proyecto ganador. Y aunque la
victoria de Alemania sigue estando presidida por las polémicas órdenes
de equipo (entonces prohibidas), los números son aplastantes: Alonso
llegó a la meta catorce veces (de diecinueve grandes premios) por
delante de Massa, y salió en parrilla quince veces por delante de él.
Quizá la de Hockenheim era una victoria de Massa, pero la realidad es
que al final Alonso sumó 252 puntos frente a 144 de Massa (el 64% de
Ferrari), y cinco victorias, las únicas de Ferrari esa temporada, que se
sumaban a las dos únicas Pole del español.
MASSA, EL ESCUDERO DEL 'CAVALLINO'
El año pasado, con el dominio aplastante de Red Bull Racing, Alonso
pudo aprovecharse en Silverstone de las limitaciones del reglamento para
lograr la única victoria del año. Esa temporada sumó 257 puntos frente a
118 de Felipe (el 69% del total), y terminó dieciséis veces por delante
de Massa en carrera, y quince en clasificatoria. Esta temporada que
acaba de finalizar, Alonso ha firmado tres victorias y dos Poles, pero
desde luego a Massa hay que agradecerle su perfecta labor de escudero,
como cuando se rompió el precinto de su caja de cambios en Estados
Unidos para beneficiar a su compañero de equipo, o cediéndole su
posición cuando las matemáticas obligaban, como en Brasil. Situaciones
parecidas a las que el brasileño se enfrentó cuando Michael Schumacher
era su compañero de equipo, e incluso cuando Ferrari sacrificó una
victoria delante de su afición, en 2007, para que Räikkönen ganara el
mundial. Si bien a Felipe se le había criticado precisamente por no
haber ayudado a Alonso y no haber estado a la altura para ayudar en
ambos mundiales (incluso se cuestionaba constantemente su continuidad en
el equipo), se ha reconciliado con Maranello y sus aficionados.
YA HA COMENZADO EL MUNDIAL DE 2013
Hay una sensación extraña. Se apagan las luces, se vacían las gradas,
se seca el podio de champagne, se seca la pista de agua, se enfrían los
restos de goma de neumáticos, se desmonta todo el tinglado del paddock,
no hay banderas en los puestos de los comisarios, ni en las casetas de
venta al público de ningún equipo… Pero queda una sensación extraña. Una
sensación de pasión, ese ingrediente único con el que sólo se pueden
conseguir los méritos más asombrosos… aunque a veces no se consigan.
Alonso no ha ganado, pero es más fuerte que nunca. Todo es aprendizaje, y
esta temporada ha sido un máster de pilotaje con el que arrancar con
más inteligencia la próxima temporada. Experiencia acumulada, como los
datos telemétricos de las pistas, que servirán en el futuro. Y es que,
psicológicamente, la temporada de 2013 acaba de empezar. Ya estamos
luchando por el título mundial.
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