Jenson Button ha vuelto
Y lo ha hecho dominando de principio a fin, desde Pole hasta la meta, sin abandonar la primera posición nunca, algo que nadie había logrado hacer hasta ahora esta temporada. Pese a la eliminación en la primera curva de un buen número de importantes competidores, la carrera belga no ha defraudado. Velocidad, espectáculo, adelantamientos y polémicas salpimentaron una prueba clásica que ha animado la clasificación mundial. No han faltado las imágenes más “spactaculares” ni los adelantamientos que sólo se pueden realizar en circuitos de verdad, en trazados diseñados para correr, no para convertirse en “circuitos-museos” que admirar por sus instalaciones futuristas. Los bosques y las montañas son mejores escenarios que cualquier desierto regado con petróleo. Por eso Spa sigue siendo “Spactacular”.
ANATOMÍA DE UN ADELANTAMIENTO (I)
Imagínense que estamos sentados en los mandos de un bólido tecnológicamente superior a todo. Imagínense que rodamos por la que probablemente sea la pista más amada y desafiante del mundo: Spa-Francorchamps. Imagínense que tenemos que adelantar al siete veces campeón mundial Michael Schumacher, que ya nos ha devuelto la jugada varias veces aprovechando ese invento artificial que llaman 'DRS', un eufemismo para no decir 'alerón trasero móvil'. ¿Cómo sorprender a Michael? Adelantando donde nadie lo intentaría. Y cuando algo parece no tener sentido, la Fórmula 1, de repente, parece tenerlo.
Imagínense que estamos sentados en los mandos de un bólido tecnológicamente superior a todo. Imagínense que rodamos por la que probablemente sea la pista más amada y desafiante del mundo: Spa-Francorchamps. Imagínense que tenemos que adelantar al siete veces campeón mundial Michael Schumacher, que ya nos ha devuelto la jugada varias veces aprovechando ese invento artificial que llaman 'DRS', un eufemismo para no decir 'alerón trasero móvil'. ¿Cómo sorprender a Michael? Adelantando donde nadie lo intentaría. Y cuando algo parece no tener sentido, la Fórmula 1, de repente, parece tenerlo.
Frenamos fuerte en La Source y giramos completamente el volante para
trazar el vértice pegándonos todo lo que podamos al muro interior. Desde
aquí la vista se presenta casi aterradora: una bajada brutal cuyo
horizonte es la cima de una pronunciada cuesta, en cuya cima nos espera
un auténtico trampolín. La bajada de la antigua recta de meta (que dejó
de serlo en 1981) nos anima a pisar a fondo el acelerador hacia el
valle, pero nuestra cabeza y el sentido común luchan contra la
adrenalina en una batalla desigual. Delante de nosotros, Michael
Schumacher, una leyenda viva pilotando un Mercedes, en su gran premio
300º, en la pista que considera el salón de su propia casa.
Lo lógico habría sido esperar, sobrepasar Eau Rouge, el Raidillon y,
en la interminable recta de Kemmel, aprovechar el alerón móvil para
adelantar fácilmente antes de Les Combes. Kimi tendrá muchos
defectos, pero cuando se empecina y algo le sale bien, brillan destellos
de genialidad impropios en una Fórmula 1 en la que la
seguridad prima por encima de todo, del propio deporte, del propio
espectáculo. Y piensa: "Ahora hay hueco; ahora me meto". Y se mete. Y
puede rodar varios metros a un palmo de distancia del alerón trasero de
la flecha plateada, hacer un brusco giro para salirse de la aspiración y
encarar el primer vértice descendiendo como un diablo hacia el pequeño
valle de esta infernal curva.
ANATOMÍA DE UN ADELANTAMIENTO (II)
El primer bordillo se convierte así en parte de la propia pista; pasamos por encima de él y casi ni notamos sus surcos, su piano inestable. Pero la inercia nos empuja ya hacia arriba, a toda velocidad, mientras confiamos en que Schumacher no realice la trazada normal, nos tenga en cuenta y respete el poco espacio disponible. Lo hace, y la velocidad nos aplasta contra el asiento; la columna vertebral aguanta el envite como puede mientras el caso se hunde en los hombros y somos lanzados hacia arriba mientras el volante es nuestro timón y apoyo al mismo tiempo. Vemos las marcas en el asfalto; marcas del roce del suelo de los monoplazas de nuestros propios rivales al pasar una y otra vez, desafiando todos las leyes físicas para no salir volando como hicieron en el pasado Ricardo Zonta, Alex Zanardi, Jacques Villeneuve… Y mejor quitarse de la cabeza al pobre Stefan Beloff.
El primer bordillo se convierte así en parte de la propia pista; pasamos por encima de él y casi ni notamos sus surcos, su piano inestable. Pero la inercia nos empuja ya hacia arriba, a toda velocidad, mientras confiamos en que Schumacher no realice la trazada normal, nos tenga en cuenta y respete el poco espacio disponible. Lo hace, y la velocidad nos aplasta contra el asiento; la columna vertebral aguanta el envite como puede mientras el caso se hunde en los hombros y somos lanzados hacia arriba mientras el volante es nuestro timón y apoyo al mismo tiempo. Vemos las marcas en el asfalto; marcas del roce del suelo de los monoplazas de nuestros propios rivales al pasar una y otra vez, desafiando todos las leyes físicas para no salir volando como hicieron en el pasado Ricardo Zonta, Alex Zanardi, Jacques Villeneuve… Y mejor quitarse de la cabeza al pobre Stefan Beloff.
Pero no: esta vez todo sale bien; el último bordillo, ya encarando el
Raidillon, también se convierte en parte del asfalto, y pasamos
completamente por encima de él. Esta sección no es lo que era en
absoluto: antes pisar un bordillo a fondo casi automáticamente
significaba perder estabilidad y estrellarse irremisiblemente; ahora
forma parte de la propia trazada de la curva, y todos lo hacen.
Incluso hay quien traza por fuera, por la escapatoria, ya asfaltada, ya
integrada en la propia curva. Quizá los problemas del Mercedes de
Schumacher no encumbren a este adelantamiento como uno de los más
valorados del año, pero la valentía de Räikkönen, simplemente por
llevarlo a cabo donde lo hizo, bien merece una ovación.
CAOS EN LA SOURCE
Los nervios en la parrilla casi parecían los propios de principios de una temporada, como si fuera la primera carrera del año. Y en cierto modo así era: tras el descanso vacacional de un mes compelto, la segunda parte del mundial era como empezar de cero en una temporada inicialmente tan igualada. Alonso había realizado una buena arrancada desde su quinta posición: había superado a Kamui Kobayasi y a Sergio Pérez, y sólo Maldonado (que clarísimamente se saltó la salida al resbalársele el embrague) pudo superarle, por lo que virtualmente era tercero, aunque cuarto realmente por detrás de Button, Räikkönen y el propio Maldonado. En la frenada se le metió por dentro del vértice Sergio Pérez, y habría tenido una dura lucha contra él en la bajada hacia Eau Rouge. Pero como sabemos por detrás se producía el desastre: Romain Grosjean salía rápidamente y se cruzó la pista para coger el interior de La Source, creyendo haber superado ya al McLaren de Hamilton.
CAOS EN LA SOURCE
Los nervios en la parrilla casi parecían los propios de principios de una temporada, como si fuera la primera carrera del año. Y en cierto modo así era: tras el descanso vacacional de un mes compelto, la segunda parte del mundial era como empezar de cero en una temporada inicialmente tan igualada. Alonso había realizado una buena arrancada desde su quinta posición: había superado a Kamui Kobayasi y a Sergio Pérez, y sólo Maldonado (que clarísimamente se saltó la salida al resbalársele el embrague) pudo superarle, por lo que virtualmente era tercero, aunque cuarto realmente por detrás de Button, Räikkönen y el propio Maldonado. En la frenada se le metió por dentro del vértice Sergio Pérez, y habría tenido una dura lucha contra él en la bajada hacia Eau Rouge. Pero como sabemos por detrás se producía el desastre: Romain Grosjean salía rápidamente y se cruzó la pista para coger el interior de La Source, creyendo haber superado ya al McLaren de Hamilton.
Pero Lewis aún estaba ahí. El toque dejó al inglés con el coche completamente desequilibrado, y embistió por detrás al Lotus de Romain. Al subirse encima, el tren delantero del McLaren se quedó sin dirección y sin frenos, por lo que empujó velozmente al francés contra Sergio Pérez (que en esos momentos luchaba contra Alonso). El choque contra la trasera del Sauber catapultó al Lotus sobre el Ferrari de Alonso, y pudo hacerle mucho daño en las manos y en la cabeza. Afortunadamente el español se libró por los pelos, pero aun sería embestido por el McLaren de Hamilton, que le sacó por los aires. Acabó así la carrera de Fernando, su racha de carreras puntuando y su gran ventaja en el mundial. Un incidente que iguala un mundial que tenía muy a su favor. Unos puntos perdidos que, a final de año (sobre todo si continúa la igualdad entre equipos de la primera parte) se echarán muy en falta. Aunque, por supuesto, lo importante es que ni Alonso ni nadie resultara herido. En ese sentido, muy destacable la deportividad del público congregado en La Source, que aplaudió o ovacionó sonoramente al español de Ferrari cuando salió de su destrozado monoplaza por su propio pie.
DURO CASTIGO A GROSJEAN
Romain Grosjean ha sido penalizado. Era de esperar y no era para menos. Su maniobra fue peligrosa, casi temeraria, pero no muy diferente a otras maniobras más o menos recientes que quedaron sin castigo o con penas mínimas. De hecho, parece que la sanción al piloto de Lotus ha sido directamente proporcional al número de coches implicados y a la gravedad de los choques posteriores, no a la maniobra en sí cometida. Es decir: hemos visto en muchas ocasiones cambios de trayectorias y toques, pero en ninguna ocasión han supuesto una sanción tan dura como la descalificación para la siguiente carrera. Romain aceleró rápidamente en la salida, se emparejó al McLaren y aseguró que creía haberle sobrepasado cuando se preparó para la frenada de la Source, por lo que se echó encina de él sin querer y se produjo el toque. Pidió disculpas y se arrepintió de su error de cálculo. La indignación de Hamilton estaba justificada, pero él mismo debería recordar que hace sólo un año, en este mismo circuito, realizó una maniobra prácticamente calcada sobre Kamui Kobayashi: en la frenada de Les Combes, después de emparejarse con el japonés en la recta de Kemmel, fue a tomar la curva abriéndose en la frenada, sin percatarse de que todavía no había sobrepasado al Sauber; aunque al principio creía tener razón, el propio Lewis admitió su culpa al ver la repetición: "Creía que ya había sobrepasado a Kamui; fue error mío", dijo después. Pero no fue sancionado de ninguna manera. Una maniobra que repitió ese año con Felipe Massa en la chicane Casio de Suzuka, aunque en aquella ocasión no hubo accidente (pero sí toque). Pero eso parece que las sanciones se deciden por la espectacularidad de los accidentes, pero no atendiendo exclusivamente a la maniobra causante de la infracción. "Un pequeño error ha supuesto un gran incidente", aseguraba el propio piloto de Lotus, apenado por lo sucedido y asumiendo su culpa.
UN PEQUEÑO PASO PARA BUTTON, UN GRAN SALTO PARA RED BULL
Estratégicamente, la carrera belga estuvo marcada por la posibilidad de realizar una sola parada. Sebastian Vettel pudo sacar provecho de todas las situaciones y de su estrategia, y su segundo lugar fue fruto de todo el equipo e incluso de Toro Rosso, que allanó el camino en la cabeza. Mark Webber también se defendió muy dignamente, y adelantó finalmente seis posiciones hasta la meta, pese a tener un coche relativamente lento debido a la corta relación de marchas que su equipo le había montado.
Pese a la victoria de Button (que antes de Bélgica era séptimo en el mundial a ochenta y siete puntos de Alonso, y ahora es sexto a sesenta y tres), es Red Bull Racing quien mejor ha rentabilizado esta carrera: sus dos pilotos ya están a la estela de Alonso (Vettel, a veinticuatro puntos; Webber, a treinta y dos), mientras se afianzan en la de constructores, con cincuenta y cuatro puntos por delante de McLaren. Kimi repite en el podio, y ya van seis veces que le vemos aquí arriba (sólo Alonso ha estado más veces que él en el podio), y nadie le descarta en su lucha por el mundial. Es curioso que haya logrado en menor tiempo mejores resultados que Schumacher en una escudería aparentemente inferior. Impresionante también la actuación de Nico Hülkenberg, cuarto, que pronto podría convertirse en el 'Increíble Hulk' si sube finalmente a algún escalón: "Creí que podía terminar en el podio, pero aun así estoy muy contento", aseguraba el alemán después de la carrera.
SIN ESTRÉS POSTVACACIONAL
Sea como sea, Spa nos deja maniobras y adelantamientos emocionantes. Las luchas de Sebastian Vettel y sus espectaculares adelantamientos en la última curva (que llaman Bus Stop, pero que ya nada tiene que ver con aquella), incluida su lucha fratricida con Mark Webber (todas limpias pero feroces al mismo tiempo), animaron una carrera divertida en las posiciones de podio y en las intermedias. Puede que Eau Rouge y el Raidillon no sean lo que fueron, que La Source haya sido retrasada, que ya no tengamos las originales curvas de Malmedy o Stavelot, que cada año aparezcan más y más escapatorias bochornosamente asfaltadas… Pero algo sigue teniendo Spa-Francorchamps que nos enamora año tras año. Así es imposible tener estrés postvacacional.
Sea como sea, Spa nos deja maniobras y adelantamientos emocionantes. Las luchas de Sebastian Vettel y sus espectaculares adelantamientos en la última curva (que llaman Bus Stop, pero que ya nada tiene que ver con aquella), incluida su lucha fratricida con Mark Webber (todas limpias pero feroces al mismo tiempo), animaron una carrera divertida en las posiciones de podio y en las intermedias. Puede que Eau Rouge y el Raidillon no sean lo que fueron, que La Source haya sido retrasada, que ya no tengamos las originales curvas de Malmedy o Stavelot, que cada año aparezcan más y más escapatorias bochornosamente asfaltadas… Pero algo sigue teniendo Spa-Francorchamps que nos enamora año tras año. Así es imposible tener estrés postvacacional.
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