Bien está lo que bien acaba, y lo de McLaren y Mercedes está acabando mal, muy mal. Menudo divorcio...
Cuentan los telecotillas jolibudienses
que el divorcio más sangriento de la historia de la cinematografía ha
sido, y de largo, el mantenido por la exhuberante belleza de Kim
Basinger, y el guaperas que hizo carne al espía Jack Ryan en "La caza del Octubre Rojo",
Alec Balwin. La expareja tuvo una cría por la que han estado pleiteando
durante una década. Jean Dominique Dallet, un viejo maestro, se lo explicó una vez con una lapidaria frase: "cuando encierras a un hombre y un león en una jaula a pelear por un filete... el filete nunca gana". Pues esto es lo que pasa entre McLaren y Mercedes.
Lo del inexistente futuro con relación a los motores es la última
jugada en una muy productiva relación que un día se torció... para
siempre.
McLaren lo ha soltado de manera alta y clara. clarinete, vamos: "de ninguna manera seguiremos siendo clientes de Mercedes". Los
germanos y los ingleses casan mal, y no se trata de una coletilla
artificial sacando a relucir a Churchill y Hitler, sino que a las
pruebas de la historia reciente nos remitimos: lo de Williams y
BMW no acabó bien, y desde la desaparición de los bávaros de la escena
deportiva de la F1, gastan mucho menos, ganan en el DTM, y el equipo
Williams, la tercera formación más laureada de la parrilla no levanta
cabeza con resultados terriblemente discretos y sin un norte claro tras
pasar por cinco proveedores de motores en lo que va de siglo,
BMW-Cosworth-Toyota-Cosworth-Renault (con el motorista independiente
británico en dos ciclos distintos)
Otro ejemplo de la mala química germano-británica la tienes con lo ocurrido con el equipo Toyota. Con mentalidad japonesa y manos germanas dilapidaron cientos de minolles de lauros en no ganar nada durante casi una década en una competición básicamente británica donde todos animaban a la escudería a irse a vivir a Las Islas. Muchos piensan que el no haberlo hecho fue una de las razones.
¿Quieres más ejemplos? La marca BMW quiso expandirse hacia abajo en vista de que poco más podría hacer hacia arriba -con coches 'normales' al menos- y adquirió Rover. Les puso sus excelentes motores, inyectó miles de minolles de lauros pero no evitaron el hundimiento final y desaparición de la marca a la que en Munich llamaban cariñosamente "El paciente inglés", porque estaba enfermo permanentemente.
Ahora la relación germano-británica más sólida durante años de la F1 hace aguas mayores y se va todo al carajo más carajero con una retahíla de desencuentros turboalimentados por la huida de Lewis Hamilton que huye en dirección Brackley haciendole el mayor corte de mangas de su vida a la que fue su cuna deportiva. Ron Dennis debe estar llorando esto en algún rincón de Woking; su hijo deportivo, su diamante en bruto ya pulido, la joya de su corona, el primer piloto diseñado, criado, desarrollado, auspiciado, patrocinado y amamantado en los pechos del mandamás de McLaren se tira un cuesco en su cara y se va... ¡con la exnovia! Es peor que tirarse a la mujer de tu mejor amigo, algo impensable en la siempre-atenta-a-este-tipo-de-detalles, reinato de la corrección política, su majestad la Formula1.
El desencuentro entre ambas novias empezó cuando a un avispado ejecutivo -de no se sabe bien que lado- se le ocurrió construir un megadeportivo con el mejor de los propulsores que Stuttgart pudiera desarrollar, y para aderezar la creación, el plan era rodearlo de una carrocería futurista que llevase la firma de Woking en un intento de emular en exitosísimo McLaren F1, supercoche de calle triplaza con el que eras capaz de salir de copas una noche para dejar descolocada a tu chica y a la mañana siguiente ganar las 24 Horas de Le Mans tan sólo añadiendo un juego de gomas y un poco de gasolina. De este modelo se construyeron tan sólo cien unidades, y no fue pequeño el jaleo que montó el boxeador Myke Tyson en un concesionario londinense cuando tras verlo dijo amenazador "¡que me lo llevo, coño!" y el temeroso encargado le dijo al boxeador con voz temblorosa que no, que no estaba a la venta y que no había más. Hoy valen más de lo que costaron.
En Mercedes se frotaban las manos y en McLaren vieron el color del dinero al tema sin aportar una costosa cadena de concesionarios y talleres especializados; sin una jugada redonda para todos. El producto final fue un coche malparido a pesar de la enorme experiencia de Gordon Murray, su diseñador. Las cabezas pensantes decidieron colocar el motor delantero muy retrasado, para crear un coche lo más dinámicamente neutro posible, y la mitad de su interminable capó guardaba... el vacío; el motor apenas ocupaba la mitad. Si fuese una película es como si los productores hubieran metido la zarpa en exceso en el terreno del director y la cagaron; algo parecido a lo ocurrido en "Prometheus", un filme fallido a pesar de su excelente factura técnica.
Al final, del coche que se vendía por 600.000 leuros -Adrián Campos estuvo barajando pillarse uno a nombre de Fernando Alonso- se distribuyeron tan sólo cinco en toda España. Meses más tarde el propio Alonso recibió dos -que devolvió- cuando fichó por el equipo británico. La previsión era colocar 3.500 de estos carísimos biplazas y la cifra de ventas apenas rascó las 1.200 unidades. En el chillerío que se lió en dos idiomas y desde ambos bandos y que no pudo más que estar al nivel de Pepe Mollete y los de Antequera, extinto grupo musical de los 80, que con sus voces despertaban al pueblo desde el que nunca se verá salir el sol. Los germanos acusaban a los ingleses de no haber sacado más partido de un motoraco de más de 600 caballos, mientras que los McDiseñadores decían que no era suficiente para superar al resto de la competencia con un modelo que era vapuleado por coches más baratunis 'porque aquello no tiraba lo suficiente'.
La guerra se agudizó cuando ambas partes dijeron: "vale, pos que cada perrillo, se lama su π1∫4" y cada cual se lo montó por su cuenta. McLaren realizó un sesudo estudio de mercado, armó una cadena de concesionarios a nivel mundial, construyó una factoría en su cortijo de Woking y un par de días antes de la presentación de su espectacular McLaren MP4/12C, los de Mercedes sacaron las primeras fotos del SLS 'Alas de gaviota'. ¿Casualidad, verdad? No te engañes: fue na más que pa joderles la fiesta.
De ahí se pasó a que un buen día, Dieter Zetsche, el bigotudo amo de la estrella se levantó con ganas de verbena y dijo: "queremos nuestro propio equipo de F1 (y a estos enteraos, que les den morcilla de Burgos)". Le vendieron sus acciones de McLaren a la propia McLaren, y le forraron de oro de 24 kilates los bolsillos a Ross Brawn, que pegó el pelotazo de su vida a cambio de largarles su escudería obtenida a cambio de una libra a los payos de Honda. Menudo negocio hicieron los japos...
Mercedes ha sido y es un equipo mucho mejor que digno, pero dijeron que venían a la F1 a ganar y cuando llevan casi sesenta carreras sólo han ganado una. Pobre bagaje para unos notas que se gastan más de 150 minolles de lauros cada año, que ficharon a heptacampeón Michael Schumacher y que hicieron la machada de ir en contra de la corriente general: llegaron a las bravas cuando el resto de marcas -BMW, Poyota, Renault, Spyker, Peugeot, Honda- ahuecaban el ala. Valientes, casi audaces, pero en un esfuerzo poco o nada recompensado. ¿Se ahogarán en la orilla? Qui lo sá.
El penúltimo episodio en el divorcio fue la marcha de Caballo Loco a la marca favorita de los taxistas (si nos olvidamos de los Skoda Octavia y los Prius) De esto poco queda ya por explicar; el chico estaba harto de su escudería de toda la vida, y los cantos de sirena de Ross Brawn lo encandilaron. ¿Que puede revolucionar el equipo? No más que Schumacher, que si era y es un probador de la milk, pero seguramente en carrera estará más cerca de Nico Rosberg, o incluso puede que acabe superándole. Que le vaya mejor o peor dependerá del presupuesto que tengan y de las ideas que de sus cabezas salgan... pero en 2013 no esperes nada espectacular; Mercedes no es mejor equipo de McLaren, que por cierto, en estos compases finales de la temporada se está cubriendo de gloria. Lo peor de la jugada es que hubiera sido más honroso para los Mac, que su chico se hubiera ido a Red Bull o Ferrari; al menos se pasaba a un enemigo noble y pendenciero en las pistas, pero sin marrones de celos fuera de ellas... La testa del atribulado Ron Dennis carga ahora una cornamenta de fibra de carbono y alta tecnología que resulta visible desde Antananarivo, capital de Madagascar.
McLaren ha hecho migas motorísticas con Honda o Peugeot, pero nunca han se han metido en la cama con tanta productividad como con Mercedes, mecánica con las que consiguió numerosos y prolongados orgasmos aplaudidos por coros de ocho y diez cilindros. Merc se montaba sus motores en una factoría aparte y les mandaba por Seur sus propulsores que encajaban cual guante de cirujano sobre el lomo británico. Ahora, de aquellos polvos gasolineros, estos lodos deportivos, y en McLaren dicen que cuando acabe el contrato, que les den, que se van a buscar la vida y que se piran. Igual se lo montan por su cuenta y encargan a los de Ricardo, los fabricantes de los motores de su coche de calle unos para la F1... o compran Cosworth que ahora está de saldo... o se vuelven a encamar con Honda que parece que esto de los motores turbo con Kers y demás les pone... a saber.
El caso es que la estrellita ya no va a presidir el morro de los McLaren dentro de no mucho. En principio el acuerdo bipartito es hasta 2015, pero ya se sabe que pasa con esto de los contratos: que son vigentes hasta que las dos partes se ponen en desacuerdo y los papeles se mojan en una solución ácida que diluye la tinta deleble. ¿Motores McLaren en 2014? No, es tarde para esto, a menos que en alguna oscura y siniestra nave de esas a las que ya tiene prohibido el acceso Lewis, ande algún sesudo ingeniero haciendo experimentos con un V6 con el sello de la casa.
Quien los ha visto y quien los ve. Han pasado de hacerse el 69 como un Nacho Vidal cualquiera a repudiarse hasta en las pegatinas. En fins... esto de la Formula1, que no hay quien lo entienda.
PostCoito: …y en esto llega Checo a Woking y dice con evidente acento de Guadalajara, México "¿peeeeero queeeee passsssssssó aquiii, maniiiiitos?" mientras mira al suelo del MTC (McLaren Technology Center) y ve cientos, miles de platos rotos, tirados por todas partes. "Fueron Kim y Alec, que se los estuvieron arrojando durante años", le respondió con desgana un empleado del equipo que vestido con un mono azul limpiaba la solería y que acababa de parar para buscarse el paquete de tabaco que guardaba en uno de sus bolsillos. Tras echar un vistazo con desgana al mexicano, abandonó su tarea sin abrir la boca para dirigirse arrastrando sus pies hacia la puerta, y poder alquitranarse legalmente un poco más sus pulmones.
Otro ejemplo de la mala química germano-británica la tienes con lo ocurrido con el equipo Toyota. Con mentalidad japonesa y manos germanas dilapidaron cientos de minolles de lauros en no ganar nada durante casi una década en una competición básicamente británica donde todos animaban a la escudería a irse a vivir a Las Islas. Muchos piensan que el no haberlo hecho fue una de las razones.
¿Quieres más ejemplos? La marca BMW quiso expandirse hacia abajo en vista de que poco más podría hacer hacia arriba -con coches 'normales' al menos- y adquirió Rover. Les puso sus excelentes motores, inyectó miles de minolles de lauros pero no evitaron el hundimiento final y desaparición de la marca a la que en Munich llamaban cariñosamente "El paciente inglés", porque estaba enfermo permanentemente.
Ahora la relación germano-británica más sólida durante años de la F1 hace aguas mayores y se va todo al carajo más carajero con una retahíla de desencuentros turboalimentados por la huida de Lewis Hamilton que huye en dirección Brackley haciendole el mayor corte de mangas de su vida a la que fue su cuna deportiva. Ron Dennis debe estar llorando esto en algún rincón de Woking; su hijo deportivo, su diamante en bruto ya pulido, la joya de su corona, el primer piloto diseñado, criado, desarrollado, auspiciado, patrocinado y amamantado en los pechos del mandamás de McLaren se tira un cuesco en su cara y se va... ¡con la exnovia! Es peor que tirarse a la mujer de tu mejor amigo, algo impensable en la siempre-atenta-a-este-tipo-de-detalles, reinato de la corrección política, su majestad la Formula1.
El desencuentro entre ambas novias empezó cuando a un avispado ejecutivo -de no se sabe bien que lado- se le ocurrió construir un megadeportivo con el mejor de los propulsores que Stuttgart pudiera desarrollar, y para aderezar la creación, el plan era rodearlo de una carrocería futurista que llevase la firma de Woking en un intento de emular en exitosísimo McLaren F1, supercoche de calle triplaza con el que eras capaz de salir de copas una noche para dejar descolocada a tu chica y a la mañana siguiente ganar las 24 Horas de Le Mans tan sólo añadiendo un juego de gomas y un poco de gasolina. De este modelo se construyeron tan sólo cien unidades, y no fue pequeño el jaleo que montó el boxeador Myke Tyson en un concesionario londinense cuando tras verlo dijo amenazador "¡que me lo llevo, coño!" y el temeroso encargado le dijo al boxeador con voz temblorosa que no, que no estaba a la venta y que no había más. Hoy valen más de lo que costaron.
En Mercedes se frotaban las manos y en McLaren vieron el color del dinero al tema sin aportar una costosa cadena de concesionarios y talleres especializados; sin una jugada redonda para todos. El producto final fue un coche malparido a pesar de la enorme experiencia de Gordon Murray, su diseñador. Las cabezas pensantes decidieron colocar el motor delantero muy retrasado, para crear un coche lo más dinámicamente neutro posible, y la mitad de su interminable capó guardaba... el vacío; el motor apenas ocupaba la mitad. Si fuese una película es como si los productores hubieran metido la zarpa en exceso en el terreno del director y la cagaron; algo parecido a lo ocurrido en "Prometheus", un filme fallido a pesar de su excelente factura técnica.
Al final, del coche que se vendía por 600.000 leuros -Adrián Campos estuvo barajando pillarse uno a nombre de Fernando Alonso- se distribuyeron tan sólo cinco en toda España. Meses más tarde el propio Alonso recibió dos -que devolvió- cuando fichó por el equipo británico. La previsión era colocar 3.500 de estos carísimos biplazas y la cifra de ventas apenas rascó las 1.200 unidades. En el chillerío que se lió en dos idiomas y desde ambos bandos y que no pudo más que estar al nivel de Pepe Mollete y los de Antequera, extinto grupo musical de los 80, que con sus voces despertaban al pueblo desde el que nunca se verá salir el sol. Los germanos acusaban a los ingleses de no haber sacado más partido de un motoraco de más de 600 caballos, mientras que los McDiseñadores decían que no era suficiente para superar al resto de la competencia con un modelo que era vapuleado por coches más baratunis 'porque aquello no tiraba lo suficiente'.
La guerra se agudizó cuando ambas partes dijeron: "vale, pos que cada perrillo, se lama su π1∫4" y cada cual se lo montó por su cuenta. McLaren realizó un sesudo estudio de mercado, armó una cadena de concesionarios a nivel mundial, construyó una factoría en su cortijo de Woking y un par de días antes de la presentación de su espectacular McLaren MP4/12C, los de Mercedes sacaron las primeras fotos del SLS 'Alas de gaviota'. ¿Casualidad, verdad? No te engañes: fue na más que pa joderles la fiesta.
De ahí se pasó a que un buen día, Dieter Zetsche, el bigotudo amo de la estrella se levantó con ganas de verbena y dijo: "queremos nuestro propio equipo de F1 (y a estos enteraos, que les den morcilla de Burgos)". Le vendieron sus acciones de McLaren a la propia McLaren, y le forraron de oro de 24 kilates los bolsillos a Ross Brawn, que pegó el pelotazo de su vida a cambio de largarles su escudería obtenida a cambio de una libra a los payos de Honda. Menudo negocio hicieron los japos...
Mercedes ha sido y es un equipo mucho mejor que digno, pero dijeron que venían a la F1 a ganar y cuando llevan casi sesenta carreras sólo han ganado una. Pobre bagaje para unos notas que se gastan más de 150 minolles de lauros cada año, que ficharon a heptacampeón Michael Schumacher y que hicieron la machada de ir en contra de la corriente general: llegaron a las bravas cuando el resto de marcas -BMW, Poyota, Renault, Spyker, Peugeot, Honda- ahuecaban el ala. Valientes, casi audaces, pero en un esfuerzo poco o nada recompensado. ¿Se ahogarán en la orilla? Qui lo sá.
El penúltimo episodio en el divorcio fue la marcha de Caballo Loco a la marca favorita de los taxistas (si nos olvidamos de los Skoda Octavia y los Prius) De esto poco queda ya por explicar; el chico estaba harto de su escudería de toda la vida, y los cantos de sirena de Ross Brawn lo encandilaron. ¿Que puede revolucionar el equipo? No más que Schumacher, que si era y es un probador de la milk, pero seguramente en carrera estará más cerca de Nico Rosberg, o incluso puede que acabe superándole. Que le vaya mejor o peor dependerá del presupuesto que tengan y de las ideas que de sus cabezas salgan... pero en 2013 no esperes nada espectacular; Mercedes no es mejor equipo de McLaren, que por cierto, en estos compases finales de la temporada se está cubriendo de gloria. Lo peor de la jugada es que hubiera sido más honroso para los Mac, que su chico se hubiera ido a Red Bull o Ferrari; al menos se pasaba a un enemigo noble y pendenciero en las pistas, pero sin marrones de celos fuera de ellas... La testa del atribulado Ron Dennis carga ahora una cornamenta de fibra de carbono y alta tecnología que resulta visible desde Antananarivo, capital de Madagascar.
McLaren ha hecho migas motorísticas con Honda o Peugeot, pero nunca han se han metido en la cama con tanta productividad como con Mercedes, mecánica con las que consiguió numerosos y prolongados orgasmos aplaudidos por coros de ocho y diez cilindros. Merc se montaba sus motores en una factoría aparte y les mandaba por Seur sus propulsores que encajaban cual guante de cirujano sobre el lomo británico. Ahora, de aquellos polvos gasolineros, estos lodos deportivos, y en McLaren dicen que cuando acabe el contrato, que les den, que se van a buscar la vida y que se piran. Igual se lo montan por su cuenta y encargan a los de Ricardo, los fabricantes de los motores de su coche de calle unos para la F1... o compran Cosworth que ahora está de saldo... o se vuelven a encamar con Honda que parece que esto de los motores turbo con Kers y demás les pone... a saber.
El caso es que la estrellita ya no va a presidir el morro de los McLaren dentro de no mucho. En principio el acuerdo bipartito es hasta 2015, pero ya se sabe que pasa con esto de los contratos: que son vigentes hasta que las dos partes se ponen en desacuerdo y los papeles se mojan en una solución ácida que diluye la tinta deleble. ¿Motores McLaren en 2014? No, es tarde para esto, a menos que en alguna oscura y siniestra nave de esas a las que ya tiene prohibido el acceso Lewis, ande algún sesudo ingeniero haciendo experimentos con un V6 con el sello de la casa.
Quien los ha visto y quien los ve. Han pasado de hacerse el 69 como un Nacho Vidal cualquiera a repudiarse hasta en las pegatinas. En fins... esto de la Formula1, que no hay quien lo entienda.
PostCoito: …y en esto llega Checo a Woking y dice con evidente acento de Guadalajara, México "¿peeeeero queeeee passsssssssó aquiii, maniiiiitos?" mientras mira al suelo del MTC (McLaren Technology Center) y ve cientos, miles de platos rotos, tirados por todas partes. "Fueron Kim y Alec, que se los estuvieron arrojando durante años", le respondió con desgana un empleado del equipo que vestido con un mono azul limpiaba la solería y que acababa de parar para buscarse el paquete de tabaco que guardaba en uno de sus bolsillos. Tras echar un vistazo con desgana al mexicano, abandonó su tarea sin abrir la boca para dirigirse arrastrando sus pies hacia la puerta, y poder alquitranarse legalmente un poco más sus pulmones.
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