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martes, 5 de julio de 2011

EL GRANJERO QUE PROPICIO QUE LA F1 LLEGARA A SILVERSTONE

La Catedral de la Fórmula1 llega renovada por obligación y en un momento decisivo de la temporada. El 'gran circo' celebró allí el año pasado su 60 aniversario y Silverstone sigue estando en plena forma. Para  muchos, es una cita fundamental de la temporada y curvas como Abbey son de sobra conocidas por los amantes de la velocidad. Lo que quizás no tantos conozcan son los orígenes primigenios de lo que hoy es el circuito.

Estas tierras fueron el epicentro de la OTU (Operational Training Unit), una unidad fundamental del Ejército del Aire británico en la Segunda Guerra Mundial, concretamente la número 17. Allí, operaron diariamente los Vickers Wellington, bombarderos de tamaño medio repartidos en tres pistas de maniobras. Su estructura triangular, habitual en la época, aún puede visualizarse  actualmente de manera encubierta.  La RAF (Fuerza Real Área) fue la propietaria de los terrenos desde 1943, año de su inauguración como aeródromo. Posteriormente, con el fin del conflicto bélico, Silverstone fue un gran almacén de aviones y material que llegó procedente del frente.

Poco a poco, la normalidad empezó a formar parte de la realidad. ¿Qué hacer entonces con estas tierras? El paso del tiempo las había convertido en una gigantesca granja dedicada al cultivo de cereales y a la ganadería porcina.

Fue entonces cuando el RAC (Club Automovilístico) se interesó por convertir Silverstone en un circuito de carreras de coches. La idea fue recibida con gran algarabía en una sociedad  maltratada por la guerra. Lo primero que se hizo fue contratar al granjero James Wilson Brown para que organizara el evento. Dos meses después, su gran gestión hizo que el dos de octubre de 1948, en medio de fardos de paja y cuerdas tuviese lugar el primer Gran Premio, aún lejano a la Fórmula1. El temor a que los primitivos coches de la época,  los 23 que participaron, perjudicaran a los cultivos, hizo que se instalaran grandes lonas en el perímetro. Incluso, la entrada de público quedó prohibida para conservar el paisaje.

Luigi Villoresi Maserati se llevó 500 libras por ser el ganador en un circuito de campo y en el que la velocidad media fue de 72 millas a la hora (algo más de 115 km/h). Luego vendría un año después, el gran proceso de asfaltado que desembocaría en el nacimiento de la Fórmula1. Mis compañeros del previo del Gran Premio de Gran Bretaña del año pasado nos explicaron qué ocurrió entonces. Pero, hoy quiero rendir este homenaje al granjero James Wilson Brown que demostró que era posible convertir un hogar para cerdos en un evento de automovilismo.

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