Nada. Nada de nada. Ni un email. Los equipos de F1 cumplen a rajatabla 'lo de las vacaciones Santillana' y no pueden mandarse ni un mal pogüerpoint guarro entre colegas de equipo. Actividad cero patatero, esas son las reglas.
Pasada la carrera de Hungría sólo quedarán en las sedes de cada formación el segureta, el jardinero y el tío del mantenimiento por si hay un escape de agua y lo pone todo perdido o se funde alguna bombilla de bajo consumo… que como alumbran tan poco tardará en detectarlo porque con ellas nos hemos acostumbrado a estar medio a oscuras, justo como cuando la peña se alumbraba con velas.
La gente de la Fórmula1 se dio cuenta rápidamente de que una temporada tan larga con 17, luego 18, luego 19 y este año -si se hubiera corrido en Bahrein- hubieran sido 20 carreras… esto es mucho, demasiado. Tanta prueba implica más de medio año fuera de tu casa, lejos de tu mujer, tus hijos, tu vater, tu perro, tu cama, tu coche, tus colegas y hasta de tu banquero si le debes mucho y no llegas a tiempo cada mes a 'lo de las letras'. No le arriendo las ganancias a 'la banda' de Lobato (y resto de canales) con esos 185 días fuera de casa cada temporada, pa esto hay que servir y sentir una pasión desbordante por tu tarea.
Volviendo a los de los equipos, al viajero personal esta parada biológica le sienta de maravilla porque durante un mes la presión baja, vuelven a casa unos días y al menos durante dos semanas pueden ver la tele, jugar con los críos y hasta largarse unos días a algún sito con playa. El problema es que a los efeunoinómanos esto nos sienta como un infarto en Nochebuena. Un mes, todo un mes y precisamente cuando la mayoría de nosotros tiene más tiempo -a menos que seas editor del blog a tiempo parcial-. Más tiempo libre para el pelotón seguidor que tiene que saciar su síndrome de abstinencia con visitas compulsivas a las principales webs de información especializada y donde el flujo de noticias, datos y opiniones parece bajar en la misma medida en que sube el termómetro digital ese que no hay quien lo entienda.
Lewis tirará con su chica hacia Los Angeles que le encanta, Alonso a su tierra, que es donde tiene domicilio fiscal ya, Sutil que es muy playero igual se busca un destino con tintes surferos, Trulli irá a echarle un vistazo a sus viñedos y a ver como les sienta la canícula. Los brasileños irían de cabeza a Brasil -son los más apegados a su tierra-, Schumacher se irá a su cabaña en Noruega a pasear con sus chuchos, y el resto del pelotón a fundirse la extra de verano a cualquier destino agradable donde se puedan poner ciegos de MOJITOS sin temor a ser pillados por los picoletos por no tener que conducir, de ahí el éxito de los 'todo incluido', sólo sales del recinto ante la amenaza de tsunami, amenaza de bomba o porque se te acaba el crédito.
Las vacaciones de verano son para el aficionado un trago peor que el de invierno; en agosto todo está cogido con pinzas, no hay nada decidido y queda emoción para repartir en el saco de Bernie. ¿Que si está decidido, y si Vettel se rompe la pierna en un accidente de moto de agua, o pisando una pastilla de jabón o un patinete como en los dibujos animados?. Que nooooo, que hasta que la matemática no lo certifique, queda campeonato.
Esto no ocurre en invierno, en la que celebramos cualquier tipo de rumor acerca de un nuevo concepto de escapes, ala trasera o fichaje de mecánico-espabilao como si el Antequerano ganase la Champions League. Que no chicos, que lo vamos a pasar mal. Es más, este fin de semana hay una carrera y ya me están temblando las manos. Me está dando el mono por adelantado. Por cierto, eso de Metadona… er… ¿seguro que no tiene nada que ver con las carreras?, pone 'meta', ¿no?.
Pasada la carrera de Hungría sólo quedarán en las sedes de cada formación el segureta, el jardinero y el tío del mantenimiento por si hay un escape de agua y lo pone todo perdido o se funde alguna bombilla de bajo consumo… que como alumbran tan poco tardará en detectarlo porque con ellas nos hemos acostumbrado a estar medio a oscuras, justo como cuando la peña se alumbraba con velas.
La gente de la Fórmula1 se dio cuenta rápidamente de que una temporada tan larga con 17, luego 18, luego 19 y este año -si se hubiera corrido en Bahrein- hubieran sido 20 carreras… esto es mucho, demasiado. Tanta prueba implica más de medio año fuera de tu casa, lejos de tu mujer, tus hijos, tu vater, tu perro, tu cama, tu coche, tus colegas y hasta de tu banquero si le debes mucho y no llegas a tiempo cada mes a 'lo de las letras'. No le arriendo las ganancias a 'la banda' de Lobato (y resto de canales) con esos 185 días fuera de casa cada temporada, pa esto hay que servir y sentir una pasión desbordante por tu tarea.
Volviendo a los de los equipos, al viajero personal esta parada biológica le sienta de maravilla porque durante un mes la presión baja, vuelven a casa unos días y al menos durante dos semanas pueden ver la tele, jugar con los críos y hasta largarse unos días a algún sito con playa. El problema es que a los efeunoinómanos esto nos sienta como un infarto en Nochebuena. Un mes, todo un mes y precisamente cuando la mayoría de nosotros tiene más tiempo -a menos que seas editor del blog a tiempo parcial-. Más tiempo libre para el pelotón seguidor que tiene que saciar su síndrome de abstinencia con visitas compulsivas a las principales webs de información especializada y donde el flujo de noticias, datos y opiniones parece bajar en la misma medida en que sube el termómetro digital ese que no hay quien lo entienda.
Lewis tirará con su chica hacia Los Angeles que le encanta, Alonso a su tierra, que es donde tiene domicilio fiscal ya, Sutil que es muy playero igual se busca un destino con tintes surferos, Trulli irá a echarle un vistazo a sus viñedos y a ver como les sienta la canícula. Los brasileños irían de cabeza a Brasil -son los más apegados a su tierra-, Schumacher se irá a su cabaña en Noruega a pasear con sus chuchos, y el resto del pelotón a fundirse la extra de verano a cualquier destino agradable donde se puedan poner ciegos de MOJITOS sin temor a ser pillados por los picoletos por no tener que conducir, de ahí el éxito de los 'todo incluido', sólo sales del recinto ante la amenaza de tsunami, amenaza de bomba o porque se te acaba el crédito.
Las vacaciones de verano son para el aficionado un trago peor que el de invierno; en agosto todo está cogido con pinzas, no hay nada decidido y queda emoción para repartir en el saco de Bernie. ¿Que si está decidido, y si Vettel se rompe la pierna en un accidente de moto de agua, o pisando una pastilla de jabón o un patinete como en los dibujos animados?. Que nooooo, que hasta que la matemática no lo certifique, queda campeonato.
Esto no ocurre en invierno, en la que celebramos cualquier tipo de rumor acerca de un nuevo concepto de escapes, ala trasera o fichaje de mecánico-espabilao como si el Antequerano ganase la Champions League. Que no chicos, que lo vamos a pasar mal. Es más, este fin de semana hay una carrera y ya me están temblando las manos. Me está dando el mono por adelantado. Por cierto, eso de Metadona… er… ¿seguro que no tiene nada que ver con las carreras?, pone 'meta', ¿no?.
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