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martes, 31 de mayo de 2011

ANALISIS GP MONACO: VETTEL DE PRINCIPE A REY

No es el circuito el que fabrica carreras aburridas, sino la propia F1 y sus reglas

Ya no es un príncipe. Ya es rey. Sebastian Vettel conquista Mónaco. No hay quien le pare. Si alguien dudaba de él, Montecarlo le ha consagrado; aquí sólo ganan los mejores, y no es por casualidad. Si John Frankenheimer todavía viviera, sin duda, habría reconocido el mismo ambiente de 1966. Aunque él, seguro, le habría dado más vida.

Siempre que veo a Lorenzo Bandini, Alberto Ascari, John Surtees, Jim Clark o a cualquier otro héroe en los viejos vídeos de Fórmula 1 de mi colección, pienso cómo sería ver aquel espectáculo en color, en alta definición y sin la pátina de irrealidad que queda marcada por el paso del tiempo en los viejos objetos que llegan a nuestras manos, 20, 30, 40 años más tarde de su creación.
Hoy, con todos los adelantos técnicos, con toda la parafernalia del siglo XXI, nada, absolutamente nada, ha sido capaz de igualar a las tomas más increíbles jamás rodadas en la historia sobre Fórmula 1. Fue en 1966 cuando un loco cineasta (John Frankenheimer) inmortalizó algo casi imposible: el mundial de Fórmula 1 a máxima definición, con total realismo y con las mejores tomas ni tan siquiera imaginadas en nuestros mejores sueños. El resultado se llamó 'Grand Prix' y es hoy, sin dudar, la mejor película sobre Fórmula 1 jamás creada. Y, a buen seguro, lo será por muchos años. Una película que más bien parece un documental, que resucita a las grandes leyendas del automovilismo que actuaron para dicho proyecto, dentro y fuera de los bólidos. Éstos rugen en nuestra pantalla plana como si la carrera se disputara hoy; y las cámaras subjetivas más increíbles nos hacen creer que lo que vemos es imposible que tenga casi medio siglo de historia. No fue casualidad que el arranque de dicho largometraje tuviera a Mónaco como telón de fondo; con la destrucción completa de Silverstone a manos de Hermann Tilke el año pasado, éste es el circuito que menos ha cambiado en la historia en todos los aspectos y excesos.
VALENCIA NO ES MÓNACO
Alguien comentó por televisión este fin de semana que (literalmente) Montecarlo era una "castaña", y aseguraba que Valencia poseía un mejor circuito. Él mismo reconoció que lo que había dicho era un sacrilegio. Pero no sólo lo fue, sino que carecía completamente de fundamento: en Mónaco no es imposible adelantar ni ofrece exclusivamente carreras aburridas, por mucho que los periodistas se empeñen en repetirlo año tras año (y llevamos varias décadas así).
En realidad, esa es una afirmación tan manida como incierta: a lo largo de los años vamos archivando un buen número de grandes premios inolvidables en estas calles. Y eso que sólo el trazado ya es de por sí toda una joya de las que quedan pocos ejemplos, con sus subidas y bajadas, su túnel, su horquilla, su puerto. Es un circuito urbano de verdad, en pleno centro de la capital de las vanidades. Valencia tendrá las mejores escapatorias, instalaciones modernas y las comodidades propias del siglo XXI; pero jamás, nunca, podrá equipararse en espíritu a Mónaco: no sólo por su ambiente, sino por sus lugares: Santa Devota, Casino, Mirabeau, la horquilla, Portier, La Rascasse…Pocos nombres evocan tantas sensaciones, recuerdos e historia como estos. Eso sólo lo tiene Mónaco. El valor de un adelantamiento aquí no lo tiene Valencia ni Abu Dabi.
No es el circuito el que fabrica carreras aburridas, sino la propia Fórmula 1 y sus reglas. Porque si un piloto ha podido adelantar en una curva, el resto también puede. Y en Mónaco ha habido muchos adelantamientos maravillosos. Y creo que no podemos decir lo mismo del Street Circuit, por muy joven que sea.

¿QUIÉN CREE EN LA FÓRMULA 1?
¿Quién diría, sabiendo que ha ganado otra vez Vettel, que la carrera del domingo ha sido entretenida y emocionante? Pues lo fue. Incluso algún amigo más bien detractor de la Fórmula 1 me aseguró que se había divertido viendo la carrera. Eso sí, constatamos que si no llega a ser por Pirelli, tendríamos la misma Fórmula 1 de siempre, pues cuando la prueba se reanudó tras la bandera roja y los pilotos pudieron cambiar sus neumáticos gastados, se acabó el espectáculo en las primeras posiciones. Ni alerón ni KERS que valga. Lástima que el accidente a seis vueltas del final nos privara de un final de infarto: Alonso a punto de adelantar a Vettel, y a su vez, Button a Alonso. Pero al llegar a los doblados, que a su vez estaban luchando entre ellos por posición, todo acabó como el Rosario de la Aurora.
El empecinamiento de la FIA por reanudar la carrera fue curioso, pues perfectamente por reglamento podrían haber dado por terminada la carrera. Quizá creían que en esas seis vueltas el alerón móvil iba a protagonizar maravillosos adelantamientos en cabeza. Pero no, amigos, nada de eso. Resulta que la recta de meta monegasca es muy corta para que funcione. Así que nada: en Mónaco no se podía adelantar porque no funcionaba el dichoso alerón móvil. Sin embargo, ahí estaba Hamilton dándole un repaso impresionante a Schumacher. O Barrichello también sobre Michael (en Mirabeau). O Massa sobre Rosberg en Tabac.
¿En serio no se puede adelantar en Mónaco? Que se lo pregunten a Keke Rosberg, que en 1986 le pegó sendos repasos a Alboreto. O a Schumacher, que protagonizó un curioso duelo con Alex Wurz en 1998. Claro que se puede adelantar. El problema que la FIA no se lo cree y recurre a neumáticos de obsolescencia programada. Ya no se ganan las carreras porque un coche sea mejor o peor, porque un piloto se atreva a adelantar o no, sino porque lleve tal o cual neumático. Alguien dijo que el problema no es creer en Dios, sino que Dios no crea en nosotros. Eso le pasa a la FIA con la Fórmula 1.

VETTEL, EN NUEVO SCHUMACHER
En cualquier caso, Sebastian Vettel se llevó una merecida victoria. Con un Webber decepcionando de nuevo en la salida (algo que Alonso aprovechó muy bien), el alemán incluso pudo recomponerse tras un error de comunicación por radio con su equipo, que provocó el caos en el cambio de neumáticos, tanto para él como para Webber. Pero RBR ha sabido controlar la situación, reajustando la estrategia y adaptándose a la carrera en cada segundo.
Vettel, impecable, sin cometer un solo error; sólo así se puede ganar en Mónaco. Por eso es un circuito tan especial, sólo apto para los mejores. Cabeza fría y paso firme. Vettel va firmando su propia historia rumbo a la leyenda. Y eso que la ventaja con McLaren y Ferrari nunca fue tan débil. Pero Sebastian está demostrando que lo suyo no fue casualidad: es un ganador nato. En MonteCarlo se ha consagrado (si no lo estaba ya) como uno de los mejores del mundo. El inicio de su leyenda podría estar cimentándose ya. ¿Quién sabe si no es el Schumacher del futuro?

LO MEJOR Y LO PEOR DE HAMILTON
Jenson Button salvó los trastos de McLaren, pues Lewis Hamilton tuvo uno de esos días para olvidar. Y eso que comenzó de forma muy prometedora: su duelo con Schumacher fue precioso. El adelantamiento al límite en Santa Devota, con un Michael cerrándose sobre Lewis hasta casi tocarse (provocando las quejas del inglés), fue genial. Lástima que más tarde fuera demasiado optimista con Massa: en la horquilla anteriormente conocida como Loews (ahora, Grand Hotel), el inglés se tiró por el interior. Efectivamente aún estaba demasiado lejos, pero Felipe también tuvo parte de culpa, pues claramente modificó la trazada normal de la curva para cerrarse completamente. El choque le costó una penalización a Hamilton, más que discutible, tanto si fuera culpa suya o no, pues así son (o más bien 'deberían' ser) las carreras.
Como decimos siempre, las penalizaciones deberían restringirse lo más posible a maniobras claramente antideportivas y muy peligrosas (véase Schumacher contra Barrichello en Hungría el año pasado), pero no para simples intentos de adelantamientos fallidos, como el choque con Maldonado. Es curioso qué bien sabe hacerse la víctima el piloto de McLaren: claramente embistió al de Williams al tratar de adelantarlo por dentro en Santa Devota, donde no había sitio; pero Lewis es capaz de darle la vuelta a la tortilla y declarar: "Pastor se cerró sobre mí y me echó al bordillo". Increíble. Hamilton, como siempre, se cree siempre inocente; nunca tiene la culpa.
En cualquier caso, Felipe Massa demostró una vez más su poca pericia al estrellarse en el interior del túnel al tratar de recuperar su posición sobre Hamilton. Al de Ferrari no se le ocurrió otra cosa que emparejarse por el exterior, en plena zona sucia, y el monoplaza perdió todo su agarre. Es algo muy parecido a lo que le ocurrió a Fernando Alonso en 2004, cuando Ralf Schumacher no se apartó y le obligó a doblarle por el exterior de la trazada dentro del túnel. El español se estrelló irremisiblemente, igual que Felipe en esta ocasión. El año pasado, Nico Hulkenberg también tuvo un accidente muy similar en este punto donde Massa terminó su carrera.
El brasileño parece no levantar cabeza, muy al contrario que Fernando Alonso: impecable, brillante y labrando paso a paso su rumbo a la victoria. Antes soñábamos con el podio; ahora sólo una bandera roja le impidió luchar de tú a tú por primera vez contra Vettel en la primera posición. Canadá debería beneficiarle de nuevo a Ferrari. Quizá sea el lugar de levantar el primer trofeo de la temporada.

UN LUGAR CRÍTICO
El susto de Sergio Pérez en los libres estaba avisado en nuestro previo: dijimos que la salida del túnel era el lugar más peligroso del trazado porque el monoplaza llegaba en plena bajada desestabilizado para frenar en la lenta 'nueva chicane'. Cuando Pérez se estrelló aquí, todos recordaron el accidente de Button años atrás, muy similar. Pero no fue el primero: a Ayrton Senna se le descontroló el McLaren de la misma manera, en 1993 durante la sesión cronometrada. El brasileño tuvo suerte, pues el bólido se fue hacia la escapatoria interior, y no colisionó contra las protecciones.
En 2008, Kimi Räikkönen perdió de la misma manera el control de su Ferrari y embistió a Robert Kubica, que rodaba por delante de él. Ese mismo año, durante los entrenamientos, David Coulthard se desestabilizó, siempre de la misma manera, y se estrelló contra el guarda raíl igual que Pérez, aunque en la chicane pudo esquivar las protecciones al salirse por la escapatoria. Este año, en los libres, Nico Rosberg tuvo un tremendo susto iniciado de igual manera, y evitó las protecciones de nuevo. Pero ya en la clasificatoria, el pasado sábado, el mexicano de Sauber completaba esta larga lista de accidentes idénticos de la peor forma: estrellándose violentamente contra la barrera que delimita la bifurcación entre la pista y la escapatoria.
Se trata de un muro acolchado que protege el borde del inicio de las protecciones que flanquean la pista desde la chicane hasta Tabac. Un punto complicado para modificar, que no pasa por otra medida que 'vaciar' la zona eliminando las protecciones o retrasándolas lo más posible hacia Tabac. Pero, como dijimos en el previo, así es la Fórmula 1; el peligro siempre está presente. También dijimos que Ascari falleció en este lugar, pero estábamos equivocados: efectivamente tuvo un fuerte accidente en la chicane de Mónaco en 1955, pero sobrevivió. En realidad falleció una semana después en el trazado italiano de Monza. Aquí está entonado el más alto 'mea culpa' posible.

MOTOR, CÁMARA--- ¿ACCIÓN?
El Gran Premio de Mónaco de 2011 ya es historia. Y hacíamos referencia a la película 'Grand Prix' al inicio porque es increíble que, en pleno siglo XXI, aquel largometraje tuviera mejor realización que la retransmisión actual y oficial.
Una vez más, nos quedamos sin ver muchos planos. Por ejemplo, el inicio del adelantamiento de Massa sobre Hamilton que acabó con el accidente del túnel. No sabemos cómo el Ferrari empezó a adelantar al McLaren, pues sólo vimos las imágenes dentro del túnel. Y, por supuesto, las escasísimas tomas subjetivas son las de siempre: desde la chimenea. Ningún plano nuevo en 20 años de carreras. Sólo una cámara estática, mientras en otras especialidades disfrutan de toda suerte de despliegue técnico. No es tan difícil instalar microcámaras hoy en día en los monoplazas de Fórmula 1. Incluso móviles. Como tampoco es tan difícil buscar nuevos tiros de cámara para las tomas de los circuitos. O hacer volar al helicóptero sobre el Principado.
John Frankenheimer (director de 'Grand Prix') relató que el helicóptero a sus órdenes para rodar escenas aéreas pasaba tan cerca de la pista que el público se quejó. John gritó por el walkie-talkie que se alejara inmediatamente. Pero en cuanto se dio la vuelta, volvió a contactar con el piloto del helicóptero: "Bien hecho, vuelve a la carga". En un par de vueltas, todos se acostumbraron al vuelo del helicóptero y hoy tenemos unas imágenes increíbles que nos encantaría ver cada fin de semana de carreras. Porque no sólo los alerones móviles, el KERS y Pirelli hace divertida la Fórmula 1. La originalidad, la pasión y la ilusión también. Y no hace falta ser piloto para tenerlas.

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